El viejo sueño catamarqueño de tener las riendas de la empresa Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio ya se encontraría en su etapa final.
“Muerta Alumbrera, Viva Alumbrera” se escuchó gritar en un pasillo de la gobernación de la provincia de Catamarca, es que la apetencia política del oficialismo catamarqueño desea, desde hace mucho tiempo, hacer desaparecer la “inoperante y costosa” administración porteña de la empresa YMAD.
Como todos saben, mientras hubo minerales supo aportar a la estatal 1200 millones de dólares ya que posee el 20 % de las ganancias de la explotación del yacimiento que se encuentra en el Bajo de la Alumbrera. Pero los catamarqueños desean desde hace tiempo hacerse de la administración de los recursos, que se realiza desde la oficina que funciona en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y bajo el poder de foráneos.
La decisión de las empresas privadas asociadas en Minera Alumbrera, Goldcorp, Glencord y Yamana Gold, de firmar un acuerdo para poner en marcha el postergadísimo proyecto minero Agua Rica, ubicado en las inmediaciones de la ciudad de Andalgalá, habría acelerado la fecha de vencimiento de la administración porteña de YMAD. Esta cuestión se daría por dos potenciales sucesos: el posible recambio de color del gobierno nacional en el mes de diciembre o por acuerdos entre la Rosada y Catamarca.
A esta altura nadie se explica cómo el presidente de la empresa YMAD, Santiago Albarracín puedo haber durado tanto al frente de la minera, demostrando tan poco. Desde Catamarca y Tucumán, los dueños del emprendimiento, asegura que “está anclado por un Decreto Presidencial, por sus vínculos al PRO, y subsistió, sin pena ni gloria, como uno de los funcionarios nacionales mejor rentado, si se analiza salario por tiempo de dedicación” aseguran .
La minera estatal, desde hace ya más de un año, día a día venía resistiendo el corte de oxígeno que le dio el paulatino cierra de Alumbrera, el cual significó la imposibilidad de recepcionar fondos fresco. Desde este punto de partida YMAD sólo se dedicó a raspar las rocas de la Mina Farallón Negro, con la intención de juntar gramos de oro que le permitan llegar a los 50 Kg mensuales. De esa forma venderlos para poder hacer frente a los gastos operativos de la empresa y abonar sueldos a más de 350 trabajadores y una veintena de funcionarios. A esto se le agregaría, la especulación del cobro de 300 millones de pesos que daría MA para obras, suministrando un poco más de respiro a sus agónicas cuentas.
En estos días existe mucho ruido en la prensa catamarqueña al haberse conocido la noticia de haber nombrado más personal jerárquico a su superpoblada plantilla de empleados, quienes percibiría importantes remuneraciones. Todavía no se aclaró o desmintió este tema.
Como todos saben, desde hace dos años, la famosa “raspada” que realizaban en las rocas de Farallón Negro cada vez cosecha menos. A esto se le debe agregar la falta de inversión en tecnología y prospección y al desconocimiento de quienes arribaron en marzo de 2016 a la empresa como funcionarios del gobierno de Mauricio Macri, ambas aristas fueron factores desencadenantes del achique y precariedad funcional del emprendimiento. Además, jamás demostró lo que dejó la gestión del procesado Manuel Benítez en las bóvedas del Banco Nación, donde se señalaba que había mil kilos de oro, y más de 70 millones de dólares. Nunca aclaró esto y algún día, cuando esté más cerca de su certificado de defunción, deberá hablar de ello.
En su momento, Daniel Meilan, que se encontraba en la Secretaría de Minería de la Nación, siempre (desde su gestión en el gobierno de Carlos Menem) deseaba deshacerse del YMAD, pero la Ley se lo prohibía. A eso se le sumó que en el año 2016 los partidarios del PRO necesitaban un espacio para un conocido, así que llegó Santiago Francisco Albarracín, designado por decreto del presidente para cumplir funciones de titular en la minera estatal. Esta situación nunca despertó simpatía en los dueños reales de la empresa, la provincia y la Universidad Nacional de Tucumán. Si bien el arribado tenía una relación con la industria minera proveniente de sus familiares, de metalífera no sabía nada, y de empresa pública menos, el presente, al cual hacen referencia desde Catamarca, confirmarían estos trascendidos mundanos.
Han trascurrido tres años de la sobrevivencia de Albarracín en YMAD, pero su rol es figurativo ya que el real poder pasa por Ángel Mercado, vicepresidente de la empresa y marido de la gobernadora.
La imagen de Mercado, que en su momento estaba apagada ante las denuncias que padeció y padece, Benitez por su extenso paso por la administración, retomó protagonismo por dos claros sucesos: la buena imagen de Lucía Corpacci en el electorado catamarqueño y su importante impronta para negociar con las empresas mineras. Mercado sabe, que con el poder que otorga los votos, el posee un amplio resguardo, lectura que hacen las empresas mineras. También se sabe que esto es temporal y un día se termina.
A esta altura nadie sabe de qué se trata el acuerdo de las empresas mineras para explotar Agua Rica. Lo cierto es que el impacto social de la noticia aumentó la preferencia del electorado a la recontra reelección de Lucía.
Mientras esto sucede, la oposición catamarqueña sigue sin encontrar posicionamiento ante el electorado provincial.
Esta vez, la minería, no fue un efecto “pianta voto”, sirvió a los fines políticos. Es de esperar que no sea otra linda historia para que suene en los oídos. La realidad provincial y nacional necesita que este anuncio se convierta en realidad.