Por Claudio Agustín Gutiérrez
Hace veinticinco años, fue un 26 de abril de 1999, hice mi incursión como periodista dentro de la actividad minera argentina. Lo hice tras una selección de personal realizada por la revista “Minería en Acción” que dirigía, el siempre bien recordado, Ángel “Lito” Quiroga.
La primera tarea encargada fue participar un día después, el 27 de abril de 1999, en la ciudad de San Juan, en la reunión del Consejo Federal de Minería (COFEMIN) y los gobernadores donde se firmó la “Declaración Federal para una Argentina con Minería”, documento complementario, del Acta Minera del año 1994. Ese cónclave generó la participación del presidente Carlos Menem, diputados y senadores nacionales como así también empresarios mineros. Por ese entonces, ya se encontraban produciendo, bajo las nuevas leyes mineras, Cerro Vanguardia (1997), en Santa Cruz; FMC, en el Salar del Hombre Muerto (1998) y Minera Alumbrera (1997), ambas en Catamarca.
Tras esta primera experiencia en pocos días se iniciaba la segunda presentación de ARMINERA, en Costa Salguero, y se reunía una vez más la incipiente “familia minera”; la “noticia vedette” por esos días era la venta del proyecto Veladero por parte de Patricio Jones y Ricardo Martínez, titulares de Minera Argentina Gold S.A (MAGSA). Por ese entonces los argentinos y sus socios extranjeros eran comercialmente fustigados para que realizaran una venta a Barrick Gold. Pulseada que la ganó Homestake Minning, para efectuar el cambio de manos de Veladero, proyecto minero que se pondría en marcha en la Argentina, en el año 2005. Los accionistas de Argentina Gold, dueños del 60% del yacimiento, aprobaron la venta de la totalidad de sus títulos a Homestake Mining, por US$ 214 millones. Como recuerdo de color, otra noticia era que las encuestas preanunciaban un empate técnico para las elecciones presidenciales entre Eduardo Duhalde y Fernando De la Rua, las que marcarían luego, el fin del “uno a uno” con la salida de la convertibilidad que marcó esa época.
Así comenzaba mi experiencia con la minería. Por ese entonces Martín Dedeu era el presidente de la CAEM secundado por prohombres de nuestra industria como Walter Schmale, Miguel Guerrero, Jorge Fillol Casas, Julián Rooney, Daniel Meilan, Victor Dimeglio o Isaac Manuel Abichain, entre otros y se destacaban las figuras gremiales de AOMA con Carlos Cabrera y Héctor Laplace. Todos ellos supieron cimentar la historia minera nacional de las últimas décadas.
Por aquellos años, el oro cotizaba entre 260 y 280 dólares la onza. Es más, en el año 2003 alcanzó 305 US$, cabe resaltar que en la actualidad ya superó los 2.300 US$. Sin duda, otra época.
El presidente Néstor Kirchner, que fuera impulsor de la minería desde su rol de gobernador en Santa Cruz, cimentó a nivel nacional esa idea de tener un país con minería; apostó a la consolidación de nuevos proyectos y durante su mandato creció la exploración. Pero, sacudió a la industria en el año 2007, antes de concluir su mandato, imponiendo las retenciones a la exportación con el fin de recaudar. Rompiendo así con la seguridad jurídica y la estabilidad fiscal que otorgaba la Ley de Inversiones Mineras.
También nos tocó ser testigos de la anacrónica y lamentable gestión de Jorge Mayoral, que por esa costumbre de traidores y traicionados, pudo durar en ese cargo desde marzo de 2002 a diciembre de 2015. Con su salida de la SECMIN, y hasta el presente, no hubo claridad del Estado para con la actividad minera. Algunas buenas intenciones, no obstante, la improvisación permitió que una especialista en residuos urbanos, Carolina Sánchez; un empleado de las empresas mineras, Mariano Lamothe; un aspirante a Ministro y gobernador como Alberto Hensel y una funcionaria de laboratorio “in vitro”, de paternidad catamarqueña, como la intranscendente Fernanda Ávila, ocuparan el sillón de la Secretaría de Minería. Esperemos, que con la “ayuda de las fuerzas del cielo”,la actual gestión logre diferenciarse del fiasco que lo antecedieron.
A este relato, reducido por cierto, de los veinticinco años lede bemos sumar los estallidos antimineros de Esquel (Chubut), Río Negro, Famatina (La Rioja), Mendoza, San Luis, Córdoba, Tucumán y Tierra del Fuego, donde se produjeron leyes prohibitivas a la industria que, en algunos casos Río Negro, Tierra del Fuego y La Rioja luego se derogaron. En esta última, a diferencia de las otras jurisdicciones, se utilizó la normativa para sacar del gobierno al ex gobernador Maza, fue un tal Luis Beder Herrera.
Los aspectos realmente positivos de estos 25 años es que rescatamos el crecimiento de las fuentes de trabajo. Se quintuplicó la generación de empleo en este tiempo; se consolidó un frente destacado de profesionales argentinos que ingresaron a la actividad; se mantuvo un crecimiento constante de medios del sector y la palabra minería hoy ocupa un lugar en los principales medios de comunicación del país, algo que hace dos décadas era imposible.
Otro hito que podemos citar es la inclusión de la mujer en las actividades mineras de los yacimientos. Siempre hubo y habrá, en las tareas administrativas, pero trabajadoras y profesionales por esos tiempos se las encentra en las diferentes faenas.
Igualmente podemos citar que la presencia de universidades nacionales sigue en ascenso y a las carreras tradicionales como geología o ingeniería, la cuestión minera es parte de la curricula de universidades tanto privadas como públicas, en las diferentes latitudes y no es sólo potestad de las que poseen potencialidades mineras.
Otro aspecto notable, pero en el que falta mucho avanzar y profundizar, es en el desarrollo regional y local de los proveedores. Nuevas oportunidades que se brindaron para ampliar más el alcance del desarrollo que impone la actividad. Se hizo, pero aun falta, principalmente para romper con el lobby de las grandes empresas y que las que realmente terminan trabajando sean las que accedan al “gran negocio” poli rubro que ofrece la minería.
Un aspecto que viene en ascenso en la última década y con crecimiento exponencial, es la exploración y producción de litio. Una ventaja natural y bien posicionada en la geografía del Nor Oeste Argentino, NOA, permitió y permite avizorar un desarrollo constante en zonas inhóspitas del país donde era impensada la generación de oportunidades concretas. Hoy, una realidad. Este sub producto le ha insertado actividad económica y social a una región que anhelaba un impulso concreto, con una trascendente generación de empleo y una movilidad social sin precedente.
En este tiempo transcurrido que intento simplificar aprendimos a conjugar temas como Incidencia Económica; Externalidades Sectoriales; Desarrollo de Proveedores; Licencia Social; Licencia Política; Focus Group; Responsabilidad Social Empresaria; Efecto Derrame; Cuidado Ambiental; Trabajo Registrado; IIA (Informe de Impacto Ambiental); Cierre de Mina; Tercerizados; Informes de Sostenibilidad, entre otros items. Se pasó de simples enunciados a una herramienta de información contundente, necesaria y constante.
Las empresas invirtieron en romper con la postura de ocultar o resguardarse para ella información y mutaron desde esa posición a intentar comunicar siempre. Aunque, en temas ríspidos, prefieren no involucrarse. Todos desde la comunicación sabemos que, tarde o temprano, las empresas nucleadas en CAEM, deberán romper con el espíritu de “mantenerse en flotación” a convertirse en una institución con más apego al interés de sus aliados estratégicos sin tanto ombliguismo.
La minería puede aportar mucho más a nuestro país. Se necesitan políticas certeras que no padezcan el “síndrome del péndulo”. Lograr más consenso social mediante la aceptación de las comunidades al miedo y terror inculcado junto a una mala imagen que sustenta el sector en su conjunto. En buen castellano, dejar de pretender a escondidas licencia política territorial y abonar la construcción de lazos con la sociedad. Abandonar el “rosqueo” con los políticos de turno y afirmar certezas institucionales. Ser confiable. Hay experiencias superadoras y que deberían ser abordadas. Para eso hay que proponérselo. Y no son excepciones, hay muchas empresas y Estados que se lo proponen y lo obtienen. No tienen prensa que los difunda pero están, por suerte.
Aprendí mucho más de lo que me imaginé en aquel abril de 1999. Tuve tutores irremplazables, que en cada enseñanza marcaban la conformación de un fortalecimiento sobre el sector basado en el sentido común y el ejercicio de la empatía. Reitero, la industria posee fortalezas y referentes propios, es más lo positivo que lo adverso. Es algo esencial si se quiere consolidar un futuro distinto para el sector y el país.
Seguro que en la síntesis que obliga el espacio editorial quedaron muchos hechos trascedentes que detallar. Pero esto es un simple ejercicio del recuerdo. Graficado que en los primeros encuentros sectoriales sumaban algo más de un centenar de comensales; ahora eso de fermentó y cuesta ubicar espacio para los encuentros convocantes.
En este presente algo cambió. Antes en tres horas de encuentro se perdían dos en saludar a los presentes. Hoy hay muchos más, por momentos casi entre desconocidos. Clara señal que la industria minera argentina creció y es un dato a destacar. Conviven más empresas mineras en el mercado; más proveedores, más profesionales y mucho más trabajadores.
Hoy existe masa crítica; no obstante, de los relatos y las diatribas seguiremos abordando en otra oportunidad. Gracias a todos los que contribuyeron a sostener estas historias; a mi familia que acompañó, soportó y aun insisten en sostener; a los amigos que se gestaron en este tiempo, que me honran con su consejo, afecto y presencia. Disculpas para los que se sintieron afectados por algún comentario, sepan que no son apreciaciones personales. Mientras que a los otros, los que actuaron de mala fe, les recordamos que siempre tendrán un lugarcito en estas páginas para dedicarles tiempo. Soy de los que a pesar de las diferencias destaco a los que se esmeran por ser pro activos; detesto a los otros, los que actúan desde la mala fe. Con estos tipos, como dice el Nano Serrat, “hay algo personal”, no me olvido.
Por último, para canalizar inquietudes y enfoques no oficiales, mas el hecho de realizarme profesional y personalmente, se gestó Prensa Geominera, para pensar en voz alta, intentar romper con la apatía sectorial y permitirnos contribuir a relatar parte de la historia de este sector. Hasta la próxima.
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