ARGENTINA | 03 de Mayo de 2024
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03 de Mayo de 2024
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El cobre es demandado en el mundo: Argentina lo posee, ¿tendrán nuestros gobernantes la capacidad de saber cómo se aprovecha esta oportunidad?

En Argentina la explotación de cobre entre los años 1997 al 2017, significó la explosión económica en el país y principalmente en el NOA, ya que luego del hierro y el aluminio, el cobre es el metal más extraído y considerado un muy buen conductor térmico y eléctrico.

En Argentina la explotación de cobre experimentada en Minera Alumbrera desde los años 1997 al 2017 significó la explosión económica en el país y principalmente en el NOA. No hay nada que probar. Hoy Argentina no sólo posee potencial geológico en una decena de descubrimientos, si no que también posee excelencia de profesionales y mano de obra altamente calificada. El cobre aparece como una de las salidas económicas para el país a mediano plazo, solo debe concertarse medidas para captar inversiones genuinas.

El cobre es hoy en el mundo un material importante por tal motivo, la nueva era del cobre posiciona a la Argentina como uno de los principales blancos para abastecer al mundo durante todo el siglo XXI. Geopolíticamente nuestro país es un reservorio del planeta con grandes concentraciones a lo largo de la cordillera pero con mayor presencia en la cordillera del Gran Cuyo.

No obstante hay voces que advierten que es importante evitar una extracción continuada, para no generar residuos de forma innecesaria. Obviamente, esta posición, es generada e impulsada por sectores que durante siglos lo explotaron y ahora se visten de “verdes” para rediseñar estrategias tendientes a abordar nuevos productos y mercados.

Cabe destacar que el cobre es un material muy utilizado a lo largo de la historia en diferentes aplicaciones. Tras la revolución Industrial este mineral se demando a gran escala en todo el mundo. El cobre cuenta con muchas propiedades y por eso se utiliza en distintos sectores como para la conductividad eléctrica, para la destrucción de hongos, para la soldadura, para llevar a cabo una conductividad térmica, para generar una resistencia a la corrosión, etc. Es considerado uno de los mejores conductores de electricidad y por ese motivo es utilizado en grandes cantidades, tanto a nivel nacional como internacional, de modo que es importante reparar en su reciclaje y hacerlo de una forma consciente y responsable.

Es un material asequible que posee ductibilidad, muy resistente al frío, calor y a la variación de presiones y de temperaturas, además de combatir muy bien el desgaste sin perder sus propiedades. Es un tipo de metal que puede mantenerse en perfecto estado por años. El cobre es ecológico y 100% reciclable, de modo que no genera pérdidas pudiendo disfrutar de una completa funcionalidad de este elemento durante años, ya que es un material con una vida útil indefinida.
Resulta esencial en las vías ferroviarias y las redes eléctricas (producción, entrega y almacenamiento de energía), las telecomunicaciones (redes, centros de datos, torres, etc.), el suministro de agua, los usos sanitarios más esenciales y la construcción, en donde destaca por su aporte a la eficiencia energética.

Desde hace cientos de años, el cobre es el motor de una industria que facilita material imprescindible a sectores tan diversos como las telecomunicaciones o la electricidad. Resulta clave en la creación de infraestructuras y hasta en la producción de alimentos. Las nuevas comunicaciones pro cobre señalan y destacan que su utilización favorece el desarrollo sostenible al permitir un importante ahorro de energía y de emisiones.

Se reconoce que Chile genera hasta el 45% de la producción mundial, mientras que China, ya en plena reactivación frente a los daños económicos causados por la pandemia, concentra la mayor parte de la demanda. Por otro lado, Europa o Estados Unidos sus economías siguen en forma ascendente en la recuperación de una fuerte demanda. Por eso no es extraño que desde los dos últimos años reaparezcan empresas emblemáticas y líderes cono BHP o Río Tinto recuperando terreno en Argentina y Chile.

El cobre, presente en todas las industrias

La proyección de Argentina con este mineral es de suma importancia. Cabe recordar que durante 20 años Minera Alumbrera, en la provincia de Catamarca, era un yacimiento de nivel mundial por sus reservas y capacidad de producción. MA resultó ser la nave insignia de la industria minera nacional y la revolución productiva que produjo alimento a todo el NOA y a las provincias de Córdoba, Tucumán y Santiago del Estero, sin dejar de lado la incidencia en el puerto San Martín en la provincia de Santa Fe.

Para los que no se refrescan en los datos de la historia, MA potencializó el ferrocarril Belgrano que trasladaba los concentrados extraídos en la mina desde Tucumán a Santa Fe. Mientras en gran parte de la Argentina se cerraban ramales, un solo yacimiento resucitó un trazado y vigorizó al sector ferroviario de esta zona.

Pero Alumbrera significó la primera conjugación de Desarrollo Sustentable; Desarrollo de Proveedores; Responsabilidad Social Empresaria y consolidación del desarrollo de las comunidades lindantes al proyectos le valió ser la más atacada, difamada, vapuleada por sectores de la justicia y de los "anti-todo" que pululan en el país. Pero sirvió de gran escuela para lo que se produjo en el país tras su despegue productivo.

Por eso desde Prensa GeoMinera siempre se advirtió la necesidad de consolidar el mensaje de lo que significa la expansión de las externalidades de la minería. Estas externalidades son las obras de infraestructuras que promueve y necesita la industria. Como para citar algún ejemplo las líneas de Alta Tensión que se construyeron en Tucumán y del norte catamarqueño. Alumbrera consumía energía por si sola como el total de la provincia de Catamarca en su conjunto. Ese tendido beneficio a Tafí del Valle. El suministro de energía de Alumbrera proviene de una línea de transmisión de 202 km de extensión que comienza en la estación transformadora El Bracho, provincia de Tucumán, a través de una línea privada, propiedad de la minera.

La línea fue diseñada para contar con un excedente de potencia transportable, lo cual hizo posible que las principales localidades aledañas a la traza se conecten, accediendo a energía segura y sustentable. En el año 2000, se construyó la estación transformadora Ampajango en el km 128, paraje “El Desmonte”, desde donde se alimenta a la ciudad de Santa María y sus alrededores.

También hubo con ello la consecuente mejora en la productividad económica. Por último, en el extremo final de la línea, en el km 202, se sitúa la estación Alumbrera, en la localidad de Hualfín, que abastece de energía eléctrica a todo el proyecto. El sistema de transmisión cuenta con políticas de Seguridad Pública impartidas por el Ente Nacional Regulador de Electricidad (ENRE). Las mejoras por efecto colaterales se pueden generalizar en las mejoras de la producción de nogales, aromáticas, viñedos, frutales y sustancialmente en el riego de la generación agrícola ganadera, por citar lo que se denomina externalidades del proyecto minero, algo, de lo cual poco se habla.

A lo narrado se le debe sumar que los 2.500 trabajadores directos, estimativos, que poseía la mina, que paralizó su producción en el año 2017, poseía, según datos de la Universidad Nacional de San Martin del año 2004 y del Banco Mundial del año 2002, que la generación de empleo indirecto de este yacimiento superaba ampliamente la multiplicación por más de cinco.

Movilizó, en forma contundente y ascendente, los mercados de prestadores de insumos y servicios de las provincias de Salta, Catamarca, Tucumán, Córdoba y Buenos Aires. A lo que se le suma una altísima convocatoria de más de 1.500 profesionales y técnicos de las provincias lindantes y de otras zonas del país.

Es muy inconcebible que tras cinco años de cierre de la mina desde el sector minero nacional no se haya impulsado un “estudio de caso” que concentre toda la información. Es muy raro que no exista, o si existe, no se utilice como bandera de las ventajas de trascendencia que puede generar el sector.
La perspectiva del mundo consumidor:

En la tecnología hay muchos metales que resultan insustituibles en un mundo cada vez más interconectado. Los smartphones y los equipos informáticos son los productos más habituales, con una exigencia de los denominados minerales críticos o tierras raras, que son un total de 17 elementos muy valiosos por sus propiedades magnéticas, conductoras y luminiscentes. Pero el cobre también está muy presente en estas aplicaciones, además de en el desarrollo de la inteligencia artificial y en la construcción de edificios inteligentes y sus sistemas de climatización. Además, las energías renovables cuentan con el cobre como gran aliado para la fabricación de turbinas eólicas y de paneles solares. Gracias a su alta conductividad, hasta el 60% del total de cobre se emplea en este sector.

Además, el cobre está presente en sectores como el aeroespacial, el automotriz, el militar, las comunicaciones o las cada vez más necesarias tecnologías limpias o ambientales. En resumen, el cobre es un material básico en toda la industria y protagonista de la considerada economía verde.
El cobre es el tercer metal en volumen extraído, después del hierro y del aluminio. Se calcula que hay en uso unos 55 kilos de cobre por habitante: cerca de 400 millones de toneladas. El consumo del cobre va en aumento, y se calcula que el 99% del total extraído de la tierra fue sacado en el último siglo.
En la actualidad el mayor consumidor de cobre es la Unión Europea, con más de 4 millones de toneladas al año, seguido por China con 3,6 millones, EE.UU. con 2,1 millones, Japón con 1,3 millones y Corea con casi un millón de toneladas. El 24% de las reservas mundiales del cobre está en Chile, con un estimado de 150 millones de toneladas (equivalentes a 10 años de la producción actual). En segundo lugar está el Perú con 90 millones de toneladas, que representan el 14% del total, estimado en 625 millones. Aunque el cobre abunda en la corteza terrestre, las reservas se calculan a partir de lo que puede extraerse económicamente con tecnologías existentes.
Según proyectan destacados analistas del mundo del cobre, al paso que crece la demanda las reservas conocidas no pasarían entre 60-80 años, pero afortunadamente gran parte del cobre utilizado hoy proviene del reciclaje. Estimando que en la medida en que este se perfeccione, disminuirá la extracción. Mientras tanto, todo parece indicar que el cobre seguirá siendo, tras el hierro y el aluminio, el metal con mayor demanda.

La “Gran oportunidad”

Los miles de millones que podrán ingresar al país de la mano de la minería tienen como un real protagonista al cobre. El mundo necesita este mineral, Argentina lo tiene en sus entrañas.
Para captar la atención de los inversores el país debe recuperar la previsibilidad de sus conductas macroeconómicas y de restablecer la seguridad jurídica que se fue desmembrando desde diciembre del año 2007 cuando se instalaron las retenciones a la exportación.

La clase política habla de estabilidad pero no cumple. Nadie hace referencia de los diferentes juicios que se perdieron en la Corte de la Haya por los incumplimientos y violaciones a la estabilidad jurídica que estiman las leyes mineras sancionadas en los años noventa. Y sin recaer en los horrores que produce en la actualidad el cepo cambiario y la no libre disposición de las ganancias de las empresas.

Es cierto, la minería posee respuestas a la necesidad de captación de capitales y a la exportación de recursos para generar divisas. Lamentablemente del dicho al hecho hay mucha distancia. Es cierto que deben existir replanteos de redistribución de las ganancias, pero para ello primero hay que ordenar el país.

Para lograr la puesta en marcha de los proyectos mineros existentes se necesita coherencia, determinación, responsabilidad y apego a la leyes esa estabilidad son la llave del cofre de nuevas oportunidad para el pueblo argentino. Restablecer el sentido común en el cumplimiento de las leyes significa inversiones, trabajo y bienestar. Pero claro, el sentido común es el que no existe en la clase dirigente de Argentina.

Por Claudio Gutiérrez

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