Por Marcelo Bellini (*)
Es difícil realizar un balance de lo ocurrido durante el 2022 en el ámbito minero en general, especialmente desde mi función como Secretario del Colegio Argentino de Ingenieros de Minas (CADIM), institución que tiene ya 68 años de existencia, que tiene como objetivos principales defender el ejercicio profesional, la realización de lo que llamamos buena minería (obviamente desde lo técnico-científico) y la vinculación entre los colegas.
Se torna difícil porque ha habido y hay tantos vaivenes dentro de la industria y de nuestra función, que el balance se orienta más hacia el debe que hacia el haber. Comencemos: En febrero le enviamos una nota al entonces ministro de Desarrollo Productivo, Dr. Matías Kulfas, solicitando nuestra incorporación al conjunto de entidades que participan del desarrollo de la MEMAC y del SIACAM. Respuesta: ninguna. En el mes de octubre se realizó una reunión de esa mesa en San Juan, tampoco fuimos invitados (ergo, nadie es profeta en su tierra).
Siguiendo con San Juan, a pesar que hace más de 2 años se presentó el proyecto de ley para la creación del Consejo Profesional de Ingenieros de Minas, de habernos reunido con algunos diputados e incluso hasta con el vicegobernador, para explicar las numerosas razones por las que es necesario contar con esa figura legal, de haber respaldado el pedido con más de 120 firmas, y de haber insistido en varias ocasiones para que nos reciba en audiencia el propio gobernador (sin éxito),el proyecto perderá estado parlamentario y el único argumento esgrimido por la autoridad legislativa para no darle tratamiento es que ya existe un consejo profesional “multidisciplinario” donde conviven mineros, electrónicos, mecánicos, agrónomos, químicos, navales y aeronáuticos, entre otros.
El poder político provincial no toma real dimensión de la importancia de crear el consejo profesional de ingenieros de minas, ya que hoy, muchas de las actividades mineras son desarrolladas por profesionales no matriculados e incluso algunos sin competencia profesional, a lo que se suma el ejercicio de responsabilidades por parte de extranjeros en puestos de decisión, sin contar con autorización legal para trabajar en nuestro país y menos para ejercer la profesión.
La explotación racional de nuestros recursos, para prolongar la vida útil de nuestras minas requiere de una alta preparación y un acabado y muy específico conocimiento. Para muestra basta un botón, según el dicho popular, y la situación de la mina Gualcamayo es un ejemplo latente. El grupo empresario que adquirió la propiedad minera, está achicando permanentemente su personal y no hay una inversión significativa en exploración que permita descubrir mayores reservas y extender la vida útil de la mina.
La especificidad alcanzada hoy por las ciencias exige expertos en cada una de las áreas de los procesos mineros. Estas particularidades vienen siendo tenidas en cuenta desde el año 2002 por el Ministerio de Educación de la Nación, por intermedio de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), a través de resoluciones ministeriales que establecen las denominadas ACTIVIDADES RESERVADAS, que significa que existen determinadas tareas, actividades y operaciones, que SÓLO pueden ser desarrolladas por un Ingeniero de Minas. Necesitamos institucionalmente adherir a las normas internacionales de estandarización y certificaciones de recursos y reservas mineras que utilizan las bolsas de valores y el mercado de capitales en general. Éstas, son parte de las razones por las que se hace indispensable contar con dicha institución, aprobada por ley. Seguimos en la lucha por conseguirlo.
Otro capítulo lo merecen las provincias que tienen vigentes leyes que prohíben cierto tipo de actividad minera, como La Rioja, Mendoza y Chubut. La Rioja pretende ser parte de las regalías que puede generar el proyecto Josemaría, por el simple hecho de ocupar un camino de acceso. ¿Compensación por el uso o “avivada”? El gobernador de Mendoza que no tuvo suficiente fortaleza de carácter para sostener la modificación de la 7722, se encandila ante una empresa extranjera que en ocasión del PDAC intenta vender un proceso de beneficio para minerales de oro, “sin cianuro”, que está inmerso en una caja negra, ya que, ante las consultas o cuestionamientos de los profesionales geólogos o mineros, argumentan “secreto de confesión”.Y por el lado de la petrolera Chubut, otro gobernador débil de convicciones, le asegura a los esquelenses que no habrá minería en la provincia y se olvida de los siempre postergados habitantes de la meseta central, que pocos votos aportan a las urnas en cada elección.
En medio de todo esto, aparecen dos proyectos de ley que dieron, dan y darán mucho que hablar en los diferentes escenarios de debate: cierre de minas y humedales.
En el primero, debo hacer un reconocimiento al Senador por Catamarca, Flavio Fama, que convocó a nuestro Colegio para asesorarse sobre los diferentes aspectos técnicos de los proyectos de ley de cierre de minas presentados, e incluso hizo participar a nuestros colegas de las exposiciones que se dieron en el marco del tratamiento en comisiones del citado proyecto. Los representantes sanjuaninos, desconocieron nuestra existencia.
Para el de humedales, nobleza obliga, el Diputado por San Juan, Walberto Allende, solicitó nuestro asesoramiento y opinión.
La frutilla del postre es el nombramiento del “ex antiminero” Sergio Massa como Ministro de Economía, pues, en cada uno de sus recorridos internacionales y exposiciones ante empresarios locales y extranjeros, asegura con marcado fervor que el litio, el cobre y el resto de los metales, nos sacarán de la pobreza y traerán los dólares que le hacen falta a la Argentina.
Independientemente del optimismo del ministro, sostener una política que incluye desdoblamiento cambiario, presión impositiva, retenciones, restricciones para importar equipos o insumos, entre otras limitaciones; implica dificultades para alcanzar la factibilidad e iniciar la construcción de los proyectos de cobre en Argentina, y especialmente en San Juan.
Para que los amigos lectores no se depriman con este escueto panorama, mi deseo para el 2023, es que tengamos salud, y trabajo para todos los argentinos que hoy no lo tienen, y si va de la mano de la actividad minera, mucho mejor. ¡Salud!
(*) Dr. Ingeniero en Minas -
Secretario CADIM - Docente universitario
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