Artémides Zatti fue en vida un laico consagrado que llegó de Italia a fines del siglo XIX y se sumó al desarrollo evangélico que efectuó la institución Salesiana en la Patagonia.
Este hombre, que se sumó a la causa de Don Bosco en el mundo, llegó a la Argentina y su tabor pastoral no fue una más, marcó una profunda huella en la religiosidad de una zona que consolidó la fe con un hondo sentir desde el mano a mano de una identidad cristiana y patagónica.
Por tal motivo, la Cámara de Minería de Río Negro (CAMIR) adhirió a la iniciativa periodística-histórica que resalta la vida, historia y proyección religiosa de Artémides Zatti, quien será convertido en santo por la Iglesia Católica. Este referente de la fé, fue un coadjutor salesiano que desarrolló su actividad pastoral en la ciudad de Viedma durante una gran parte del siglo XX.
Por estos días existe en la capital rionegrina y en el sur de la provincia de Buenos Aires desde Bahía Blanca hasta Carmen de Patagones una gran emoción y espíritu de festejo estrictamente religioso. La Patagonia tendrá su primer santo desde este mes de octubre.
Por este motivo, el proyecto comunicacional, que promueve y lleva adelante el destacado periodista viedmense, Ricardo Carlovich, incluye una intensa agenda desde la cual resalta la trayectoria de Zatti y la veneración que posee éste en el Valle Inferior de Río Negro, la provincia en su conjunto y en toda la zona sur de Buenos Aires, donde se valora el compromiso social y religioso de quien hasta ahora fue ungido Beato por el Papa Juan Pablo II en el año 2002, y que desde hace más de medio siglo es considerado “milagroso” dentro de la grey.
Por otra parte, al confirmarse desde la Santa Sede que el Papa Francisco autorizó la promulgación de decretos de la Congregación para las Causas de los Santos, y así iniciar la santificación de Zatti, entre otros referentes, se definió que su santificación se efectuará el domingo 9 de octubre de este año en el Vaticano.
El futuro consagrado de la Iglesia Católica, realizó su apostolado en Viedma, sobre todo dedicado al servicio de los enfermos y de los pobres. Falleció en esta ciudad el 15 de marzo de 1951. Cabe destacar que actualmente el principal nosocomio de la capital rionegrina lleva su nombre como reconocimiento a su tarea.
La CAMIR, entidad que nuclea a las empresas mineras de Río Negro, ante la propuesta de seguir la valiosa histórica que envuelve al inminente santo, se sumó al proyecto radial, gráfico, televisivo e histórico que lleva adelante Carlovich, desde el cual propone ir “Tras los pasos de Zatti” por tierra patagónica resaltando los valores humanos de este inminente “Santo” que tendrán los rionegrinos en particular y los patagónicos en general.
La historia oficial:
Artémides Zatti nació en Boretto (Reggio Emilia) el 12 de octubre de 1880. A los nueve años ya se ganaba el jornal como peón. Obligados por la pobreza, la familia Zatti, a principios del 1897, emigró hacia Argentina y se estableció en Bahía Blanca. El joven comenzó enseguida a frecuentar la parroquia dirigida por los Salesianos, encontrando en el párroco Carlos Cavalli su director espiritual. Fue éste quien lo orientó hacia la vida salesiana. Tenía 20 años cuando entró en el aspirantado de Bernal, en la provincia de Buenos Aires.
Asistiendo a un joven sacerdote enfermo de tbc, contrajo esta enfermedad. Luego, la Casa Salesiana de Viedma, de clima más propicio, poseía un hospital misionero con un estupendo enfermero salesiano que hacía era médico, el sacerdote Evasio Garrone. Este invitó a Artémides a rezar a María Auxiliadora para obtener la curación, sugiriéndole hiciera esta promesa: «Si Ella te cura, tu te dedicarás toda la vida a estos enfermos». Artémides hizo de buen gusto tal promesa; y se curó misteriosamente. Más tarde diría «Creí, prometí, curé». Estaba ya trazado su camino con claridad y él lo comenzó con entusiasmo. Aceptó renunciar al sacerdocio y se sumó como hermano coadjutor.
Cuando en 1913 muere Garrone, toda la responsabilidad del hospital cayó sobre sus espaldas. Fue en efecto vicedirector, administrador, diestro enfermero apreciado por todos los enfermos y por todo el personal sanitario, que poco a poco le fue dando mayor libertad de acción.
?Su servicio no se limitó al hospital sino que se extendía a toda la ciudad, y hasta a las dos localidades situadas en las orillas del río Negro: Viedma y Patagones. Su fama de enfermero santo se propagó por todo el Sur y de toda la Patagonia le llegaban enfermos. No era raro el caso de enfermos que preferían la visita “al enfermero santo” que a la de los médicos.
Fue hombre de fácil relación humana, con una visible carga de simpatía, alegre cuando podía entretenerse con la gente humilde. Pero sobre todo, fue un hombre de Dios. Artémides Lo irradiaba. Un médico más bien incrédulo del Hospital, decía: «Cuando veía al señor Zatti, vacilaba mi incredulidad». Y otro: «Creo en Dios desde que conozco al señor Zatti». En 1950 el infatigable enfermero cayó de una escalera y fue en esa ocasión cuando se manifestaron los síntomas de un cáncer que él mismo lúcidamente diagnosticó. Continuó sin embargo cuidando de su misión todavía un año más, hasta que tras sufrimientos heroicamente aceptados, se apagó el 15 de marzo de 1951 con total conocimiento, rodeado del afecto y del agradecimiento de toda la población.
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