ARGENTINA | 03 de Mayo de 2024
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03 de Mayo de 2024
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La desalinización del agua en México, un desafío superado por los científicos

En un artículo publicado en el portal El Universal de Mexico, se aborda el tema de cómo contrarrestar la escasez de agua. Es un tema recurrente que ya se aplica en diferentes países y con resultados óptimos, pero no por eso fáciles.

En este artículo del científico Gerardo Hiriart Le Bert, se refiere a la experiencia de este país sobre este tema.

La escasez de agua que amenaza al mundo como una de las consecuencias del cambio climático afectará de manera especial a México. Esto nos lleva a los ingenieros, entre otras acciones, a repensar las tecnologías que hay actualmente disponibles y revisar su aplicabilidad a nuestro caso.

El 73% del agua que cubre al planeta es agua salada. La naturaleza desala esta agua mediante evaporación producida por la radiación solar y las brisas de viento formando nubes que eventualmente dejan caer esa carga de agua dulce, en forma de lluvia, en las montañas y valles. Es decir, la desalación es de por si un proceso natural

Una manera artificial de obtener agua desalada adicional, concentrada en un punto, es calentando agua de mar en grandes recipientes y el vapor producido condensarlo como agua dulce. Hay diseños muy sofisticados para hacer eficientes y económicas estas máquinas desaladoras, combinando el intercambio de calor para evaporar y condensar el agua. Estas desaladoras conocidas como “térmicas” generalmente se instalan junto a grandes centrales eléctricas para aprovechar de éstas algo del vapor que utilizan en sus procesos de generación

La forma más moderna que actualmente se usa es la conocida como “ósmosis inversa” que consiste en inyectar agua de mar a alta presión a unos tubos cuyas paredes están hechas de membranas con aperturas muy pequeñas de tal forma que dejan pasar las moléculas de agua pura y no permiten que pasen las de sal, que son mucho más grandes. Por el extremo final del tubo sale una salmuera concentrada que se regresa al mar. Cuando uno examina fotografías de desaladoras de ósmosis inversa lo primero que resalta son los miles de tubos hechos de muchas capas de membranas y muchas bombas de alta presión. Estas desaladoras no requieren calor, sin embargo, usan mucha energía eléctrica para mover las bombas.

Ambas tecnologías están bien desarrolladas en el mundo donde actualmente hay más de 14 mil plantas desaladoras que producen 70 millones de metros cúbicos de agua desalada al día. Países como Kuwait y otros de la península arábica se abastecen de agua totalmente de plantas desaladoras.

Para dar una idea de las magnitudes, si se quisiera abastecer totalmente con agua desalada a una población de medio millón de habitantes, se requiere un metro cúbico por segundo de agua desalada. Para ello habría que tomar del mar 2 metros cúbicos, entregar 1 de agua desalada a la población y regresar al mar 1 con agua de mar con el doble de contenido de sal. Para alimentar de energía a esta desaladora se requeriría una Central Eléctrica no muy grande (de unos 15 MW). Para fines de planeación, muchos consideran que el metro cúbico de agua desalada cuesta casi un dólar y se consume unos 4 kilowatt-hora por cada uno.

Estos precios se pueden disminuir usando energía eléctrica más barata o con apoyos económicos a fondo perdido para este vital tema. La energía consumida para desalar un metro cúbico es similar a la que se consume para llevar un metro cúbico de agua del Cutzamala hasta nuestros hogares en la capital. Sin embargo, no se pueden soslayar dos aspectos que a la larga resultan definitivos para que resulte un proyecto de este tipo. Por un lado, el financiamiento de cualquier tipo de proyecto siempre supondrá un cierto grado de certeza en la recuperación de la inversión. Sin embargo, al tratarse de agua para consumo humano, esta certeza es confusa y generalmente se recurre a mecanismos diferentes a los tradicionales.

Otro aspecto importante para examinar en un proyecto de este tipo es el impacto ambiental que se pudiera ocasionar. Evidentemente en los estudios que se realicen se deberá estudiar con todo cuidado los impactos y su mitigación. De antemano se puede prever que el principal tema a estudiar es cómo regresar al mar agua con el doble contenido de sales, lo que pudiera afectar a la fauna y flora marina en el punto de descarga. Existen muchas formas de esparcir adecuadamente la salmuera con difusores o mezclándola con las descargas del agua de enfriamiento de las plantas termoeléctricas o bien usando la salmuera para procesos industriales que la ocupen.

Al igual que en muchos proyectos de infraestructura, en las desaladoras el problema no es la tecnología. Esta ya existe y es confiable. El problema es primero la aceptación de la comunidad a consumir agua desalada, lo que no es trivial, y requiere de un involucramiento de la sociedad en el proyecto. Luego el impacto ambiental, el cual se puede reducir a expresiones mínimas mediante técnicas de mitigación ya conocidas y finalmente el económico, que se puede abaratar bastante, sin embargo, el financiamiento para un producto que no se puede vender, que sólo se cobra como un servicio es en general complicado.

Hasta aquí las grandes desaladoras para uso municipal. Hay otras que se deben considerar. Estas son las decenas o cientos de Hoteles u otro tipo de industrias que se han visto forzados a instalar sus propias desaladoras pequeñas para asegurarse el abastecimiento del vital líquido sin competir con la de uso humano del municipio.

Otro tema de desalación importante que se hace cada vez más extensivo en México, en particular en la Península de Baja California, es que el agua que se extrae del subsuelo ya sea para uso humano o para riego, está ya contaminada con agua de mar por efecto de la cuña salina que se va adentrando poco a poco a las napas del subsuelo. En muchos sitios el agua extraída del subsuelo ya es salobre y hay que removerle esa sal mediante plantas desaladoras muy similares a las aquí descritas.

En México ya operan dos grandes desaladoras; una en Los Cabos y otra en Ensenada. Se hacen estudios para la posible aplicación del proceso de desalación en La Paz y para reforzar al sistema de aguas en Rosarito y Tijuana.

Como dato curioso, cabe destacar que en los años 70, se construyó junto a la central termoeléctrica de Rosarito, en Baja California, una gran desaladora térmica, la que en su época fue la más grande del mundo. Su operación no prosperó por problemas de corrosión y de incrustaciones de mejillones y balánidos en las tuberías.

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