Un crítico informe sobre el uso del agua en la industria minera fue elaborado por Laura A. Neirotti y Melina G. Santomauro para los Ministerios de Producción y Medio Ambiente.
Inmediatamente, pero sin protestas o reclamos públicos y formales, las voces que se oponen al mismo primero se escucharon desde el Consejo Federal de Minería, COFEMIN, luego de la CAEM y también de referentes del ámbito académico nacional. Sin embargo, siempre discutiendo y poniendo las diferencias bajo la alfombra.
Este informe se presentó en el marco de la consultoría sobre el proyecto ARG19003, referido a la elaboración del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNA), ejecutado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de la Argentina, y cuyo objetivo general es el de apoyar a la Coordinación de Adaptación al Cambio Climático (CACC) de la Dirección Nacional de Cambio Climático (DNCC) y a la Dirección Nacional de Producción Minera Sustentable (DNPMS) de la Secretaría de Minería de la Nación (SEMIN), en la elaboración de un estudio.
El documento gubernamental estimó que es “para profundizar sobre los impactos del cambio climático, especialmente el estrés hídrico, en la producción minera metalífera del país, (Au, Ag, Cu, Pb, Zn, Mo) con especial interés a los yacimientos de Litio y otras salmueras que en su proceso extractivo implique la captación de agua, con el fin de generar medidas de adaptación para hacerle frente y aumentar la resiliencia de este sector productivo y las comunidades asociadas”.
Según el resumen ejecutivo del estudio “Hoy Argentina tiene una nueva oportunidad para aprovechar, gestionar e invertir los ingresos provenientes de la minería con miras a lograr un mayor crecimiento económico futuro, más inclusivo y amigable en términos ambientales. Entre los factores más visibles se resalta una creciente demanda de minerales como el litio, el cobalto y el cobre, entre otros, que son necesarios para avanzar en la transición hacia energías renovables, la electromovilidad, el almacenamiento y por lo tanto, hacia la descarbonización y la carbono-neutralidad”.
El escrito, que fue realizado en el mes de julio de 2021, dice que “en efecto, el cambio climático plantea nuevos desafíos, los cuales abordaremos en el presente estudio, pero también oportunidades a nivel global, muchos de ellos relacionados con los compromisos de reducción de emisiones de carbono del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático de 2015. Principalmente, nuevas oportunidades de negocios para los operadores mineros que internalicen estas temáticas y garanticen el cumplimiento de objetivos y metas en el uso eficiente de los recursos naturales, con foco en agua y energía, así como también en términos de reducción de Gases de Efecto Invernadero y adaptación al cambio climático y sus impactos”.
En cuanto a los desafíos que plantea el mismo señalan que “el principal hace al estrés hídrico, y aquí vale la aclaración de que si bien en términos generales el sector minero no es el principal usuario del recurso hídrico en comparación con otros sectores, como el agropecuario, el estrés hídrico lo alcanzará por igual, generando así un doble desafío: hacia los operadores mineros innovando en reingenierías para optimizar el uso del recurso, y para las autoridades provinciales en la gestión integral de un recurso cada vez más escaso y con múltiples usos en sus territorios. Sobre estos aspectos se ahondará en los distintos capítulos. Particularmente, los proyectos de explotación de salmueras requieren de recursos técnicos y económicos para afrontar la etapa de caracterización y cuantificación de los recursos de agua dulce industrial, los cuales deberían ser de igual magnitud y prioridad en la etapa de caracterización y cuantificación de las salmueras. Esto se debe a que un proyecto puede tener excelentes concentraciones y reservas de Litio y Potasio, pero si no cuenta con una fuente de agua dulce industrial para atender la demanda, el proyecto tiene escasas posibilidades de éxito. Además, estos estudios hidrológicos se deben continuar durante toda la vida del proyecto productivo, atendiendo a las proyecciones de variación del clima”.
Aseguran que el calentamiento en el sistema climático global desde la década de 1950 ha provocado, entre otros impactos, “el progresivo aumento de la temperatura de la atmósfera y el océano, la modificación de los patrones de precipitación con la consecuente variación de los volúmenes de nieve y hielo, y el aumento del nivel del mar. Estas transformaciones tienen un fuerte impacto en el bienestar social, los ecosistemas y las actividades económicas productivas, como en el caso de la minería metalífera y de salmueras”.
Hace hincapié en que la minería de litio en Argentina que se concentra en la región Puna y en los valles y bolsones áridos, mientras que la minería metalífera de Au, Ag, Cu, Pb, Zn, Mo se distribuye, además, en la región de Cuyo y la Patagonia extra andina. Afirmando que “las características climáticas de estas regiones se rigen actualmente por condiciones de aridez, es decir que las descargas por evaporación superan a la recarga por precipitaciones”.
En nuestro país, el análisis de las proyecciones del cambio climático realizadas para el futuro cercano (2050) y lejano (2100) bajo los modelos y escenarios del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA 2014) y del Sistema de Mapas de Riesgo del Cambio Climático (SIMARCC 2020) demuestra que tanto en la región Andina como en la región Patagónica habrá un calentamiento generalizado.
Dejan documentado que “tanto el NOA, como la región de Cuyo y la Patagonia extra-andina ya se encuentran bajo condiciones de aridez, en donde el agua es un bien escaso, de manera que los pronósticos de descenso de precipitaciones en la mayor parte de estas zonas podrían traer consecuencias significativas sobre dichas áreas. La mayoría de las operaciones mineras, al emplazarse en estas regiones, tendrán un aumento de su vulnerabilidad a eventos de estrés hídrico y a los impactos relacionados con los usos del recurso (sectores productivos, abastecimiento de agua otable y saneamiento, otros)”.
Voces discordantes
Aquí reflejamos algunas reflexiones de profesionales del sector que conocen y se han preparado para responder las inquietudes que plantea este documento.
“No se pueden comparar procesos de beneficio de minerales metalíferos con no metalíferos, incluso dentro de los metalíferos no es lo mismo flotación, que lixiviación. Y dentro de la lixiviación, no es lo mismo en pilas o valle, que en tanques por agitación. Son diferentes cantidades de agua”.
“Si se reconoce que el sector minero no es el principal demandante del recurso hídrico, sería más razonable propiciar un estudio que determine políticas que tiendan, desde la ciencia y tecnología, a optimizar el uso para la industria (en general) y el agro, ya que el sector minero solamente demanda entre el 1 y 2% para los procesos. El resto se divide entre industria, agro y consumo humano”.
El consumo de agua denunciado es “una verdad de Perogrullo, ya que cualquier proyecto minero tiene etapas de prefactibilidad y factibilidad técnica y económica, seguidas de un IIA que es sometido a evaluación por parte de las autoridades competentes (el recurso agua es evaluado por hidráulica, recursos hídricos o equivalente, según la provincia. Son los denominados permisos sectoriales) y por todos aquellos interesados (empresas, ONG, particulares), previo al inicio de la construcción”.
Los argentinos desde la infancia en la escuela primaria, estudiaron que toda la región del NOA, Cuyo y Patagonia tienen climas áridos, ¿por qué dice en el informe que “se rigen actualmente por condiciones de aridez”?.
Asegura que el tema abordado es un “escenario a nivel mundial”. ¿Se ha particularizado un estudio conforme los climas de las regiones mineras de Argentina?
Aseguran sobre los informes documentados como respaldo que son del año 2010 “no existen datos más recientes”.
En otra reflexión nos acercaron que “Pablo Wainstein (Chile) y Matthías Jakob (Alemania), brindan información científica y esclarecedora sobre permafrost, explicando que en la actualidad se conoce perfectamente que es insignificante el aporte de los glaciares de escombros a las cuencas hídricas. Describen la situación actual de los glaciares de superficie o descubiertos, que son los que mayor aporte realizan a una cuenca hídrica ya que reaccionan más rápidamente a los efectos producidos por el cambio climático”.
Nos respondieron diferentes profesionales consultados a quienes les entregamos el informe que circuló dentro del sector. Pero preferimos dar la posibilidad a los funcionarios que recapaciten y busquen una contrapartida bibliográfica de referencia que se contraponga con las informaciones brindadas en el informe oficial que no fue presentado “oficialmente”, valga la redundancia.
Sucede que la ignorancia también debe ser medida en base a la documentación que se recurre. Cuanto más acotada sea la misma, más márgenes de error podrán ser encontrados. Si bien desde la Secretaría de Minería se buscó responsabilizar de “esa diferencias” a la ex subsecretaria que volvió a mantener disputas con el secretario Hensel, como sucedió en el pasado, lo cierto es que las personas pasan… dejan sus cargos y las “cagadas” documentadas son eso: documentos elaborados por el Estado.
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