ARGENTINA | 03 de Mayo de 2024
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03 de Mayo de 2024
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BUENOS AIRES

Los sindicatos demuestran su compromiso con la democracia

En el medio de la pandemia, mejoraron su servicio de salud, pusieron a disposición del país su infraestructura y siguieron defendiendo el empleo y el poder adquisitivo de los salarios.

Por Alejandro Di Biasi @dibiasialej (*)

Todos coincidimos en que la pandemia vino para romper con todos los moldes. “Se quemaron los libros”, es la reiterada frase para certificar que poco será como era antes del COVID. Cuando el virus destructor comenzó a hacer estragos, reivindicamos al Estado como factor determinante para sostener la economía. Sin embargo, poco se destaca el rol de las organizaciones sociales tanto en la salud como para mantener los puestos de trabajo y el poder adquisitivo de los salarios.

Cuando el terrible mal llegó a estas playas, el ministerio de Salud estaba devaluado y la cartera laboral se había transformado en un apéndice de una repartición más amplia, cuando sabemos que en realidad se hizo para eliminar derechos y ponerse más cerca de las demandas de las patronales. Fueron cuatro años de pérdida de empleo y ajuste en los ingresos. En realidad, fue un plan para someter a la clase trabajadora e, inclusive, presionar a los dirigentes gremiales, muchos de los cuales fueron perseguidos mediática y judicialmente.

A pesar de todo, antes y ahora, los representantes sindicales han demostrado un alto grado de gobernabilidad.

Obviamente que hay excepciones y algunos fueron funcionales encandilados por el poder. Pero si la reforma laboral no salió en tiempos de Mauricio Macri fue gracias a la lucha en las calles y gestiones variadas para dilatar la discusión.

Hace más de un año, el modelo cambió. Pasamos de la compleja especulación financiera -disfrazada de eficacia- a un regreso al mercado interno, mejora en los salarios, generación de empleo y políticas de respaldo a la industria nacional.

Cuando quiera explicar las diferencias entre el proyecto de la derecha y el de los sectores populares y nacionales, es más sencillo de lo que muchos creen. Uno se dedica a cerrar Pymes bajo el pretexto de la eficacia; el otro abre parques industriales. Revisen los números de los últimos 20 años y se van a dar cuenta.

La administración de la Ciudad de Buenos Aires es un muy buen ejemplo de cómo funcionan los ajustadores gobernando. En más de una década (de Macri a Horacio Rodríguez Larreta) no se creó ninguna reserva o fondos anticíclicos que le permitan enfrentar una situación inesperada como la actual. Mientras Alberto Fernández lanzó los ATP y ahora los Repro II, el jefe porteño solo ordenó que no se pague Ingresos Brutos, un impuesto que está directamente relacionado con la facturación. Si no se trabaja, no se factura. Entonces, ¿Dónde está la ayuda?

Los sindicatos, en tanto, reaccionaron con su habitual solidaridad. Además de extremar la atención en sus respectivas obras sociales, pusieron a disposición del país y su gente sus recreos y hoteles, que se convirtieron en verdaderas unidades sanitarias para atender necesidades como cuarentenas o primeros auxilios. En sus clínicas y sanatorios, sumaron personal especializado y se equiparon para enfrentar la pandemia. Algún dirigente hasta está realizando gestiones para hacerse de una partida de vacunas para sus afiliados.

Esenciales son todos, desde los ferroviarios y camioneros hasta los bancarios y personal de maestranza; desde los choferes de colectivos hasta los petroleros; desde los empleados de comercio hasta los lecheros, panaderos y recolectores de granos. Y en el marco de esa lucha diaria, desigual, donde los trabajadores y trabajadoras de la Salud son la primera línea de fuego, no hay lugar para la “meritocracia” tan sobrevaluada en los últimos años. En cuanto entendamos que el “colectivo” es más que el provecho individual, habremos comenzado a ganar la batalla.

Vale destacar la tarea del consejo directivo de la Asociación Obrera Minera (AOMRA), que encabeza Héctor Laplace. Una actividad que también se mantuvo activa en plena pandemia, porque es generadora de divisas para el país. Allí también se reclamó el cumplimiento de los protocolos sanitarios para seguir produciendo. Las empresas, entonces, tuvieron que extremar su accionar, ya que a los cuidados habituales sumaron hisopados y testeos para evitar contagios y el cierre de las minas y plantas. Por otra parte, las expectativas del sector son importantes si entramos en cierta normalidad, con generación de empleos de calidad y buenos salarios.

Los sindicatos comprendieron además que hay que cuidar la salud, pero no abandonaron sus demandas de mejoras salariales. Allí hay otra muestra de “compresión”. El Gobierno estableció una pauta inflacionaria del 29% para este año (que será difícil de cumplir, pero eso da para otra discusión).

Remarcó que para este año, pretende que los salarios le ganen al costo de vida (otra diferencia con el macrismo). Y los gremios están acordando aumentos, en promedio, que van del 31 al 35%. Como reserva, firman una cláusula de revisión en septiembre/octubre. ¿Quiénes no cumplen con su parte? Nuevamente el sector empresario, que dispara los costos sin explicación lógica.

El desafío para el Gobierno y el movimiento obrero organizado es revertir la situación de miles de argentinos y argentinas que hoy no tienen empleo o están en el sector informal. Pedirle el esfuerzo a las patronales o a las grandes corporaciones no tiene sentido. Ya han demostrado su poco interés y empatía rechazando el impuesto por única vez a las grandes fortunas o cesanteando personal apenas comenzó la pandemia.

Se estima que hoy, el mercado laboral tiene un 50% de trabajo no registrado, tercerizado o irregular. Tanto desde lo social como desde lo económico, un país con estas cifras en inviable. Hasta aquí llegamos gracias a los retrocesos de los planes económicos de un capitalismo salvaje que se muerde la cola y que la pandemia hizo visible ante los ojos del mundo. Hay que empezar a cambiar el sistema sin ser revolucionario ni pragmático de manual, sino concientes de que detrás de esos números hay hombres y mujeres… familias que hay que recuperar y darle derechos hoy perdidos

(*) Periodista. Trabaja en Radio del Plata y dirige el semanario “El Delegado”.


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