Ing. Miguel F. Di Nanno
Los esfuerzos de los gobiernos por transformar la matriz
energética mundial llevándola hacia producciones energéticas con menor cantidad de emisiones supone el
desarrollo de una demanda especializada sobre minerales
puntuales y de uso tecnológico que conlleva una oportunidad
de desarrollo para el sector minero, el que debe dar respuesta.
El Cambio Climático se define como la variación en el estado
del sistema climático terrestre, formado por la atmósfera, la hidrósfera, la criósfera, la litosfera y la biosfera, que perdura durante periodos de tiempo suficientemente largos hasta alcanzar un nuevo equilibrio. Puede afectar tanto a los valores medios meteorológicos como a su variabilidad y extremos.
Sabido es que estos cambios han existido siempre y que
forman parte de la historia del Planeta.
El Calentamiento Global se define como el incremento global en las temperaturas de la superficie terrestre y su aumento proyectado y que es causado predominantemente por actividades o acciones antrópicas.
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) está integrada por la mayoría de los países del mundo y su objetivo primordial es prevenir un cambio climático antrópico peligroso. La CMNUCC ha adoptado una serie de políticas destinadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudar en la adaptación al calentamiento global. Los miembros de la CMNUCC han acordado que se requieren grandes reducciones en las emisiones y que el calentamiento global futuro debe limitarse muy por debajo de 2,0 °C con respecto al nivel preindustrial.
Los principales gases de efecto invernadero son: el vapor de agua (que causa alrededor del 36-70 % del efecto invernadero), el dióxido de carbono (que causa entre el 9 y 26 %), el metano (responsable del 4 a 9 %) y el ozono (7%).El vapor de agua tiene una vida atmosférica muy corta (alrededor de los 10 días) y está casi en un equilibrio dinámico en la atmósfera, por lo que no es un gas forzante en el escenario del calentamiento global. La generación de energía es actualmente la responsable del 41% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial y es en este punto donde se ha decidido actuar enérgicamente.
Sabido es que el objetivo se basa principalmente en la reducción de la huella de carbono, puesto en buen romance:
reducción de las toneladas de gas dióxido de carbono equivalente a la atmósfera para una determinada actividad
humana.
Para el desarrollo de un futuro con menos carbono, las tecnologías de generación de energía y almacenamiento, amigables con el medio ambiente, serán masivamente utilizadas en el mundo (Acuerdo de París) y éstas requieren
mayores cantidades y variedades de minerales que las basadas en la quema de combustibles sólidos. Esta tendencia es más que manifiesta en la actualidad.
Estas tecnologías de bajo carbono, principalmente la eólica,
geotermia, solar (fotovoltaica) y nuclear requieren mayor
cantidad de minerales que las basadas en la quema de
combustibles fósiles. Los minerales (elementos) involucrados principalmente en tal demanda son: Aluminio, Cobre, Molibdeno, Cromo, Litio, Grafito, Cobalto, Vanadio, Tierras Raras (Neodimio, Samario y Disprosio), Cinc, Titanio, Indio y Silicio.
Algunos de estos minerales de uso preferentemente tecnológico se hallan más expuestos a variaciones en su utilización o incluso reemplazo o sustitución que aquellos que poseen utilización en otras aplicaciones. Litio, Grafito, Indio y Tierras Raras son ejemplos de utilización tecnológica. El Cobre y el Aluminio son elementos de utilización masiva y no se hallan tan expuestos a variaciones de mercado desde el punto de vista de su utilización. Aún teniendo en cuenta la huella de carbono en la producción de cada uno de estos elementos de utilización en las nuevas tecnologías, ésta es
significativamente menor que la que corresponde a la quema
de combustibles fósiles.
Controlando y gestionando la huella de carbono de los minerales tecnológicos necesarios para el desarrollo y transición a una energía limpia ofrece una ganancia doble en
términos de emisiones.
A modo de información básica y simplificada se brinda a
continuación una matriz de utilización de estos elementos en las tecnologías actuales: (ver recuadro parte inferior de la nota).
Con esta situación global la expectativa de consumo para los minerales base y de nicho – nuevas tecnologías – se presume sostenida y en aumento, así como diversificada, ya que el avance tecnológico es asimismo sostenido y constante. Las tecnologías relacionadas con la transición a
energías limpias y amigables con el medio ambiente están
emergiendo, evolucionando y mejorando rápidamente de la mano de la innovación. No sería de extrañar algunos reemplazos de tecnologías hoy de uso cotidiano por nuevas
ideas que hasta podrían cambiar las estructuras productivas
actuales. Pensar en un reemplazo de las baterías actuales
por generadores magnéticos permanentes y de generación
constante imprimiendo al término “electromovilidad” una nueva acepción que significaría un cambio de elementos
necesarios para su fabricación, por ejemplo, Neodimio o
Samario en lugar de Litio.
Las posibilidades de desarrollo de nuevas oportunidades que
esta situación implica, predisponen a nuestro sector minero a un nuevo desafío y éste es el abastecimiento de estos elementos que sólo se obtienen a través de la minería. El
mismo desafío llega hasta los gobiernos requiriendo reglas de juego claras y estables, así como el control ambiental
necesario para garantizar huellas de carbono acordes a la
situación global imperante.
La aplicación masiva de estas nuevas tecnologías significará
afrontar el despliegue en igual escala de las acciones tendientes a proveer los elementos que implican, es decir, la libre disponibilidad de minerales clave con reglas claras de mercado que aseguren abastecimientos estables y confiables.
Aquí es donde nuestra actividad y su gente deberán ocupar el rol de contribución al desarrollo de energías limpias y amigables con el medio ambiente. Innovación y creatividad serán necesarias para reducir las cantidades de energía, agua y uso de la tierra para minar estos minerales si deseamos posicionarnos como líderes en el campo de la generación de nuevas energías.
Los gobiernos federales y provinciales, también tendrán que
actuar a tono con esta nueva era promoviendo la utilización de cadenas de abastecimiento y valor con huellas de carbono adecuadas, facilitando el establecimiento de aquellas producciones amigables con el medio ambiente, favoreciendo todas las etapas de la cadena productiva minera que se encuadren dentro de las nuevas condiciones reinantes.
Políticas de apoyo al sector minero para que desarrolle
exploraciones y producciones de estos elementos que se
utilizan en las tecnologías novedosas, así como el desarrollo
de la investigación aplicada en la transición energética, apoyo
a la generación geotérmica – hoy totalmente ausente en la
matriz productiva energética nacional, desarrollo de planes de exploración básica para direccionar las oportunidades de
yacencias, etc. debieran ser una de las prioridades, tanto a
nivel federal como provincial.
El desafío está planteado y lo estamos experimentando en
estos momentos. Sólo queda poner manos a la obra y actuar
en consecuencia. No podemos dejar pasar este beneficio de
oportunidad que las condiciones globales nos presentan.