ARGENTINA | 03 de Mayo de 2024
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03 de Mayo de 2024
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Volver al podio debería ser un camino de la mando de la calidad

Desde 1880 a 1930 transcurrieron 50 años en la que una generación – generación denominada de los 80 – trabajó intensamente en el desarrollo, modernización y posicionamiento de Argentina en los primeros lugares a nivel global.

Por Dr. Ing. Jorge Camblong

Si algo bueno habíamos logrado desde los inicios del siglo XX fue posicionar a la Argentina en el podio de los cinco países del mundo desde una visión sociocultural y económica.

Desde 1880 a 1930 transcurrieron 50 años en la que una generación – generación denominada de los 80 – trabajó intensamente en el desarrollo, modernización y posicionamiento de Argentina en los primeros lugares a nivel global.

Los inmigrantes europeos vinieron a nuestras tierras, fértiles y llena de oportunidades, rápidamente se asentaron generando una capacidad de trabajo la que junto a sus hijos desarrollaron una clase media con un empuje capaz de derribar montañas.

En aquellos años, el viejo mundo nos miraba con asombro y se preguntaban ¿Cómo habíamos logrado esa tan honrosa
posición?, y la respuesta estaba a la vista, aquellas tierras
fértiles capaz de entregar recursos naturales a un mundo con alta demanda de los mismos luego de la Primera y Segunda guerra mundial fue una de las componentes más relevantes, un empuje basado en aquella fuerza de trabajo era otra componente y la capacidad de superación de una clase baja deseosa de una movilidad social fue la otra, sin contar otro conjunto de condiciones que hacían de la Argentina un lugar al que gran parte de mudo anhelaba.

Sin embargo, sin hacer un análisis profundo de las causas,
bastaron 30 años no solo para dejar el podio que medio siglo
costó perder bastante nuestra credibilidad en el mundo, perder competitividad, aumentar la pobreza y perder la posición de liderazgo en lo cultural que caracterizó a la
argentina en aquellos años brillantes.

Mientras, por ejemplo, Japón que había quedado destruido en todo sentido, Argentina se encontraba intacta y creciente y Europa desbastada veía en nuestras tierras la posibilidad de un futuro digno y próspero.

¿Qué aprovecharon Japón y Europa en su conjunto y otras
latitudes y que Argentina desaprovecho? Seguramente han existido una cantidad de variables que lograron posicionar a Japón en el lugar dónde se encuentra, sin embargo me permito analizar las que considero más importantes y creo que debemos replantear.

Sabemos que Japón es una isla con 126 millones de habitantes, en una superficie de 378000 kilómetros cuadrados es decir que tiene el triple de población en una
superficie 7 veces menor que la de nuestro país.

Aunque se suele considerar que Japón no tiene recursos
naturales propios, lo cierto es que aunque escasos, tiene
varios sectores. Podemos destacar el cobre, azufre, manganeso, plomo y cinc. Sin embargo, Argentina se encuentra dentro de los diez países con más riquezas naturales. Los recursos más relevantes son entre otros el carbón, el cobre, el oro, la plata, el zinc, los minerales de hierro y el petróleo. En Argentina son especialmente las empresas extranjeras que explotan los minerales en las minas. En general, los productos de exportación de más importancia en Argentina son los metales, especialmente el oro y el cobre. Pero durante los últimos años, Argentina se convirtió en el centro de interés a causa de su gran yacimiento de litio y petróleo, sin contar que dada la gran extensión de campos prósperos la actividad agraria y ganadera representa más del 6% del PBI.

Pues entonces, ¿cómo puede ser que un país que se encontraba desbastado, con escasos recursos, con escaso territorio, superpoblado, ha llegado a lograr posicionarse como una potencia en el mundo actual y nosotros con una posición diametralmente opuesta, nos encontramos con indicadores macroeconómicos y sociales tan desfavorables?

Luego de la Segunda guerra, Japón pone en marcha, ayudado por dos estadounidenses, un sistemático proceso de mejora. Edward Deming y Joseph Juran, estadísticos y consultores fueron asignados por el gobierno de Estados Unidos a colaborar con la reconstrucción industrial de Japón con el objeto de poder reconstruir la economía y generar así recursos para recuperar la nación.

Es así que en aquellos tiempos nace la idea de La Calidad,
basada en solucionar sistemáticamente los problemas
industriales; sin embargo, esta metodología que incorporó
rápidamente en las industrias el Ing. Ishikawa (quien auspiciaba en aquellos tiempos como presidente del colegio
de ingenieros) fue trasladada, por su eficiencia, a todos los
ámbitos en el territorio japonés.

Esta metodología, denominada en japonés KAIZEN, puede
comprenderse por la lectura de los caracteres kanji, que significa ‘cambio’ o ‘la acción de enmendar’) y zen que significa ‘bueno’ o ‘beneficioso’, que interpretaremos como
“mejorar para cambiar” y que el hoy conocemos bajo la
denominación de “mejora continua”.

Esto provocó en todo aspecto un antes y un después en Japón, a tal punto que hoy en día y a más de 70 años de aquellos tiempo se premia todos los años a empresas por el “Premio Deming a la Calidad”. Así y de la mano de una metodología de resolución de problemas, Japón se posiciona en el mundo entero como un líder tecnológico, un líder en calidad, un líder económico, estable y desarrollado. No tardó mucho el resto de los países en incorporar esta metodología para seguir los pasos de Japón, especialmente los Estados Unidos que poco creyeron inicialmente en las teorías de Deming y Juran.

Volver al podio debería ser un camino de la mando de la
calidad Argentina, recién en el año 2000 y de la mano de una
asociación sin fines de lucro denominada SAMECO (Sociedad Argentina Pro Mejoramiento Continuo), viene
luchando en introducir esta relevante herramienta que puede
llegar a generar un antes y un después en todos los ámbitos
nacionales estatales y privados.

Se sugiere al lector visitar la Web de Sameco www.sameco.org.ar e introducirse en esta maravillosa herramienta que cambiará su forma de resolver todo tipo de problemas. Poner en marcha un sistema integral de calidad, con alto nivel de conciencia, de responsabilidad y colocando la educación por delante de todo es un posible camino al éxito. Esta fue la filosofía de Ishikawa en los años 50 y los de
Merkel en la segunda década del siglo XXI.

Ello no quita que como dice la metodología y comprenderá el lector si se introduce a la misma que es fundamental colocar objetivos claros, a largo plazo, ello implica en Argentina definir unánimemente visiones estratégicas, un sistema independiente y con valores de justicia, erradicando mediante la metodología de resolución de problemas la corrupción.

(*) Docente de la Universidad Nacional de General
Sarmiento

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