ARGENTINA | 21 de Noviembre de 2024
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SAN JUAN

Del Desafío 20/21 a la precarización laboral los yerros de Marcelo Álvarez en la industria minera nacional

“No todo lo que brilla es oro” dice el viejo dicho popular, se le podrían anexar diferentes apreciaciones similares para referirse a la gestión ejecutiva del empleado jerárquico de la industria minera, hoy en Barrick Gold, Marcelo Álvarez.



De una “prometedora” llegada a la mediados del año 2015, para desempeñar funciones en Goldcorp Cerro Negro, rápidamente, al ver la confusión generalizada dentro de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, se ofreció a ser quien cierre la “grieta” imperante dentro del sector privado en aquellos tiempos.

Con el rápido apoyo de los “renovadores” que deseaban ansiosamente deshacerse de la hegemonía imperante en esta institución bajo la conducción de Martín Dedeu, Manuel Benitez y Roberto Cacciola entre otros, Alvarez fue la “solución”.

Una nueva “figurita”, que era un desconocido sin antecedentes en la actividad, resultó ser muy tortuosa, ya que se había dejado atrás la sensación “del hambre y llegó con él las ganas de comer” dijo oportunamente un destacado profesional de la industria.

Desde su amarre, Marcelo Alvarez, puso su lista de prioridades. Claro, era “su lista” y no las del sector. Tras cuatro largos años de conducción como presidente de la CAEM, (1915-2019), extendió el letargo y siempre fue funcional a “sus convicciones”, muy personales por cierto.

Este personaje dijo en el año 2016 que “El Desafío CAEM 20/21, el cual plantea que entre 2016 y 2021 nuestro sector puede generar 20.000 millones de dólares en inversiones. Y que a nivel empleo buscará crear unas 40.000 vacantes laborales, que se sumarían a los 90.000 puestos que actualmente genera la industria entre empleos directos e indirectos. Así, la minería se transformaría en fuente de ingresos para 130.000 hogares, gran parte de ellos en zonas con escasas alternativas laborales, especialmente aquí en el Noroeste, en Cuyo y en la Patagonia”.

A simple vista se puede observar que su “desafío” fue una burla. Pese a los esfuerzos de borrar antecedentes sobre ellos, aún los mismos aparecen en los archivos. No hubo inversiones sólo palabras.

Su conducta se emparentó con la de un dirigente de la política clásica, y a su paso, sólo fue servil a los anuncios oficiales. Aplaudió la quita de retenciones a la minería y aplaudió la reimposición de las mismas. No sólo las festejó, las defendió mediante un comunicado que hizo público y en él contradecía la decisión final determinada por sus pares de CAEM.

En su paso durante dos largos años por la Patagonia dejó su sello indiscutido. Hizo arreglos sectoriales para destrabar coyunturas, pero nunca para solucionar de fondo los problemas. Demandan desde el sur una larga herencia de “compromisos incumplidos” y generó muchos inconvenientes operativos que aún hoy, a pesar de dos años de ausencia, perduran y así lo hacen saber sus ex compañeros de ruta.

En marzo de 2018 negoció con la Barrick Gold, su alejamiento de Goldcorp el que concretó en septiembre, convirtiéndose en el pase del año. Abandonó Santa Cruz y arribó a San Juan. Trasladó su estilo “bonachón y abracero” que era acompañado con una frase muy común “te quiero mucho”, eso sí, ésta no significaba en si nada… eran sólo coloquiales palabras. Su impronta negociadora recaló hondo entre quienes no lo conocían. En cambio, los sabedores de sus conductas se mostraban cautos, especialmente dentro de la minería.

Supo, como un topo, construir caminos alternativos para cumplir sus funciones. Especialmente Barrick Gold encontró el perfil de ejecutivo que le garantizara tranquilidad, cobertura y ganancias seguras. Así fue que dotado de una generosa billetera y recomponedores y convincentes acuerdos, logró relaciones con el gobierno de Sergio Uñac. A partir de ello, pasó de ser marginado y silenciado en las reuniones sectoriales, a ocupar el primer lugar de preponderancia a la hora del protocolo. Exhibía sonriente su orgullo para demostrar que el pudo lograrlo.

Pero… la estrella un día puede convertirse en fugaz y ¡puf! desaparecer. O como le gustaba decir a un sabio sacerdote patagónico, “tarde o temprano los zorros muestran sus mañas”. Es así que primero se mostró gentil y componedor para dar solución a los serios inconvenientes sociales que poseía, y aún posee, Barrick con la comunidad. Sucede que a veces, el efecto billetera no trae soluciones, y se corta desde lo más simple.

Barrick sigue siendo Barrick. A esta empresa jamás le interesó otra cosa que los resultados de sus negocios. A cualquier precio.

Sólo recordar los desastres ecológicos efectuados en el yacimiento Veladero, su forma de proceder y de cómo subestimó a la ciudadanía.

En este tiempo en particular, la cuestionada minera siguió tirando de la cuerda y se negó sistemáticamente a encuadrar legalmente a los trabajadores tercerizados, situación que fuera denunciada por el gremio minero al ser trabajadores precarizados y mineros no reconocidos.

Los varios centenares de obreros carecían de la cobertura social que les corresponde y eran tratados como “trabajadores de segunda”.

Barrick ante el reclamo y la exigencia de los gremios para normalizar esta situación, puso en práctica un reciclado protocolo. El mismo establecía ignorar los reclamos; no responder los llamados; seguir ejerciendo esa manía de hacer todo a su estilo y que sean otros, en este caso el gobierno de turno, el que los defienda.

La exposición pública del reclamo efectuado desde sindicalismo puso en alerta a la industria que en primera medida no aceptó la actitud del gremio, luego al conocerse los motivos, hubo silencios y cesaron los acompañamientos. Barrick volvía a recurrir a sus métodos. Quedó demostrado, a través del testimonio de varias organizaciones obreras que esta era una conducta que llevaba muchos años y la precarización era una constante. Aquí la billetera acalló sólo algunos medios locales que quitaron protagonismo a la noticia.

Por supuesto, desde Santiago de Chile, Marcelo Álvarez, donde desempeña funciones ejecutivas, emanaba instrucciones para que cumplan sus empleados jerárquicos y sugería soluciones a los hombres de gobierno. Como es su costumbre, no dio la cara ante esto y a él lo sitúan como uno de los responsables de no poner punto final a la existencia de “trabajadores de segunda” como denuncian los gremios.

“...La minería, por manejar recursos no renovables, debe, más que ninguna, exhibir y conceder transparencia en sus actos. Esto significa tener una gestión proba y algo que es más que imprescindible sostener: ética...”

Después de estas actitudes bien vale reflexionar. Aquí no hay forma de defender ni sostener el programa “Hacia una Minería Sostenible”, HMS, a lo cual la impredecible compañía dice adherir y sostener. Aquí queda expuesto que son slogans muy interesantes pero que quedan vacíos cuando sus ejecutores no lo cumplen.

La minería, por manejar recursos no renovables, debe, más que ninguna, exhibir y conceder transparencia en sus actos. Esto significa tener una gestión proba y algo que es más que imprescindible sostener: ética.

En tiempo de mesas facilitadoras, de diálogo sectorial, de ser empáticos y comprometidos con las comunidades y el país, es cuando se debe abandonar definitivamente discursos falaces, anuncios vacíos y actitudes esquizofrénicas.

El único desafío debería ser el trabajar y convertirse en creíbles ante la sociedad. Algo que no se logra con palabras bonitas ni chequeras acaudaladas. En definitiva, dejar la falacia y hacer las cosas bien. Nada más simple.

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