ARGENTINA | 21 de Noviembre de 2024
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21 de Noviembre de 2024
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CABA

La difícil tarea de ser creíble

En el último mes de junio hubo distintas situaciones que involucraron a diferentes segmentos de la prensa que aborda la temática de la industria minera y que rozaron la presunción de “corte monárquica”, que se desprenden de las actitudes de la secretaría de minería de la Nación.



Ya quedó demostrado, que algún tipo de crítica descoloca, a los servidores públicos circunstanciales que habitan en la Avenida Julio A. Roca 651 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

A esta altura, da la sensación, que cualquier observación o mirada diferente, es asumida como un ataque. Como primera lectura, surge aconsejar que, si eso molesta, el funcionario aludido se debería dedicar a otra cosa. Dado que la función pública ofrece frentes de combate que necesitan estar pertrechados, y fundamentalmente enfocados, en las tareas encomendadas por el Jefe de Estado y no en la simple imagen pulcra que se quiera simular.

De última, si molesta la mirada, certera o equivocada, que se pueda presentar desde la prensa, hay que estar muy seguros de cómo enfrentar su abordaje sin caer en bajezas o metodologías cuestionables.

Lo que resulta más preocupante, es que, un funcionario público, deba recurrir a terceros para que hablen y den testimonio de lo buena que es su gestión. Perro mresulta muy improvisado que la opción de elegir ese sujeto, para hacer la defensa de ese funcionario, no exista. Peor y más aberrante es, que en el contenido de esa defensa, se recurra al desprestigio y la descalificación del medio que lo criticó. Hasta aquí lo sucedido durante el mes de junio. Pero hay más.

Como si lo anterior fuera muy deshonroso y bochornoso, más grave es que se use el aparato oficial de comunicación, de un organismo, para cometer ese fin. Agravado, aún más, con el silencio del funcionario que permite tal situación.

Ante lo narrado nos cabe una reflexión. Ser creíble no se logra con un boletín que dice “buena conducta”. Ser creíble, es poder demostrar que aún, con errores, se es confiable ante la sociedad. Aumenta esa posición, si se construyen alianzas que se mantienen en el tiempo y no son vulneradas por cuestiones temporales o circunstancias que la intentan perturbar.

La construcción de la imagen es en el día a día. No se puede simular. Y las conductas definen qué tipo de funcionario o persona se es en realidad.

Quien acepta que la defensa de sus conductas se basen en difamaciones y xenofobias, escondidas detrás del anonimato de quienes escriben para favorecerlo, no hablan bien, todo lo contrario. Más cuando ese escriba no existe.

La credibilidad, dice Mark Twain (*), no se recupera una vez que se pierde. Aunque no son sinónimos, credibilidad y confianza, estas palabras sustentan un maridaje imposible de disolver: “si no se cree, no se confía”.

La virtud de ser creíble y, por lo tanto, confiable, está estrechamente vinculada a la conquista de ser empático. El mismísimo Twain recomendaba, hace mas de cien años, un proverbio hindú: “cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio”.

“Aceptar los puntos de vista negativos que los demás puedan tener de nosotros, y analizarlos. Si discrepamos, evitar crear un ambiente hostil y mucho menos una discusión irracional”.

Más acorde a estos tiempos es que los que quieran ser verdaderos probos y líderes de un sector, como puede ser el minero, es “No dejarnos dominar por prejuicios filosóficos, raciales, políticos o religiosos. Respetar el punto de vista del otro, por muy diferente que sea del nuestro. Respetar a nuestros semejantes es una muestra de que confiamos en ellos, y la confianza genera confianza”.

Pero, para gozar de la credibilidad y la confianza de los demás, ante todo, deben creer y confiar en si mismo, sentirses seguros, sin temores, conocer al detalle las capacidades y las limitaciones que los definen como seres humanos únicos: “vivir persuadidos de los verdaderos propósitos que nos hemos trazado en la vida”.

Muchas de estas cosas no se aprenden desde la función pública. En la adultez se posee o no. No obstante, el ser humano puede cambiar, si lo desea.

Sería muy interesante no recurrir a los vicios que en algunos casos propone la “impunidad del aparato oficial”. En el sector minero argentino tenemos la triste experiencia de los años transcurridos entre el 2002 y el 2015. En ese tiempo desde la Secretaría de Minería se recurría al apriete a empresas, periodistas y provincias. Hacer valer el poder para paralizar certificaciones de exportaciones o ingreso de maquinaria y así obtener propósitos espurios. Esas fueron elocuentes herramientas, cobardes, que desde estas páginas se combatieron y si es necesario, se volverá a efectuar.

No es nuestro deseo reeditar que, en el mejor momento que atravesó la industria, se instaló la peor de las gestiones administrativas.

No hay que confundir bondad con boludez. Ni buena intención de diálogo, con obsecuencia.

La mejor gestión se consolida desde la trasparencia. Por ello se debe recordar que los funcionarios políticos poseen fecha de vencimiento. Para muchos, “las noticias son el primer borrador que posee la historia” .

(*) Mark Twain, fue un periodista, escritor y humorista estadounidense que nació en Florida, Misuri, el 30 de noviembre de 1835 y que falleció en Connecticut el 21 de abril de 1910.

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