El Dr. Horacio Yamandú Jouliá hace referencia a las apreciaciones realizadas por el >Ministro de Ambiente Juan Cabandié en torno a la industria minera nacional.
El Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, no se equivocó al sostener: "No estoy de acuerdo con la megaminería, pero al mismo tiempo, entiendo que hasta en las sillas en las que nos sentamos hay origen mineral. Entonces, lo que hay que cambiar es la manera en la que tenemos minería". (Nota del Autor:https://www.lapoliticaonline.com/nota/126268-cabandie-dijo-que-la-megamineria-perjudica-a-todos-y-reclamo-una-empresa-estatal-para-la-extraccion/)
No se equivoca el ministro, la silla en que se sienta, seguro tiene componentes minerales, más aún, quizá sea toda ella de materiales extraídos de las profundidades o de la superficie de la tierra o productos de ella, puede incluso ser completamente construida con aportes de la minería extractiva, como mi silla de caño o la reposera en la que tomo sol, parte de ella pura minería metalífera el resto petróleo, al que podríamos llamar: ¡minería extractiva con mejor imagen!
El acierto ministerial podría complementarse diciendo que es muy posible que tal silla haya sido abonada parcialmente con ingresos fiscales o tributarios provenientes de la producción minera argentina o bien del ciclo económico que ésta integra y sustenta simultáneamente.
Aunque el ministro no lo refiera, sabe y le consta, que la minería paga los impuestos nacionales, provinciales y municipales que las leyes han determinado. Sabe el ministro perfectamente que la minería no paga los que ella quiere, paga aquellos emolumentos que los argentinos con nuestra legislación tributaria, laboral, aduanera, de la seguridad social, decidimos que paguen. Las empresas mineras, las pymes mineras, los trabajadores y trabajadoras artesanales o cooperativos mineros de nuestro país, no pueden pagar menos que lo que se determina legalmente, fiscalmente, tampoco pueden dejar de pagar las regalías cuando éstas corresponden, no pueden pagar sueldos sin aportes y menos aún dejar de pagar lo que las normas les imponen.
No se equivoca el ministro Cabandié al manifestar “no estar de acuerdo con la megaminería”, ¿cómo habría de equivocarse? cuando está exponiendo una visión o posición personal, de las personalísimas e intransferibles, la que expresa.
No es claro el ministro, quizá exprofeso no lo es, elige no serlo, nos deja su posición personal inmersa en un discurso institucional, ofrecido a los legisladores nacionales y a nosotros los simples electores, pero sin ninguna duda es una posición personalísima del Señor Juan Cabandié, respecto de una actividad lícita, amparada por la Constitución Nacional y promovida por el Gobierno que como ministro integra, así hace que parezca institucional lo que no es una política nacional o institucional, ni siquiera de su propio ministerio, menos aún de la manda que le ha otorgado el artículo 23 octies del decreto 07 de 2019 (modificación a la ley de Ministerios).
¿Les parece acaso que elministro Cabandié expresa como política Ministerial y del Gobierno Nacional la necesidad de gestionar conforme al desacuerdo que expresa tener con la megaminería? ni siquiera explica a que se refiere con ese término, ¿que abarca, que contempla, es Vaca Muerta esa megaminería?
Creo que el ministro se expresa personalmente y no desea ser claro, prefiere que su posición personal quede en los grises del discurso institucional, que resuene fuerte, que casi como si fuere una política pública, lo que sabe es su personalísima posición al respecto.
El ministro no está en su alocución expresando una política de estado o una forma institucional y política promovida por él como ministro o por su Ministerio como institución, he revisado con detenimiento los lineamientos de gestión de Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, allí su página web, si bien es escasa, es suficiente para ver que no es ésta, una política institucional de su cartera.
El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible que gestiona el ministro Juan Cabandié, lo expresa el propio ministro, está en línea con las políticas promovidas por el Presidente de la Nación Dr. Alberto Fernández.
Bajo esta manda Presidencial, Argentina, como país con minería, promueve, busca, posee implantadas y produciendo inversiones de capitales nacionales, mixtos y extranjeros. Sea en exploración cómo en producción minería de diversa escala, desde la artesanal, pasando por Pymes, las cooperativas, empresas estatales provinciales, empresas de mayor envergadura, de capitales y gestión global e internacional, todas, ninguna de ellas se encuentra exceptuada, ninguna, todas absolutamente todas tienen un régimen de ganancias y tributaciones establecido por la legislación argentina, provincial, nacional, municipal, todas pagan las regalías conforme la ley y toman como propias las ganancias que obtienen, menos las retenciones que lees aplicamos como país a las exportadoras.
No se equivoca el ministro las empresas y las personas en los límites de la ley son dueñas de sus rentas o ganancias, después de pagar impuestos, tasas y contribuciones ordinarias o extraordinarias, cómo las retenciones, el impuesto al cheque y otros, sabe el ministro que si se paga por declaración jurada a boca de pozo es porque “es ley”, lo sabe el ministro.
Estoy completamente de acuerdo en que el ministro acierta y no se equivoca cuando sostiene: “Entonces, lo que hay que cambiar es la manera en la que tenemos minería", cómo no estarlo, si de eso se trata todo.
Si, debemos procurar nuevas formas de consenso, nuevas formas de alinear los procesos de producción y los de prospección también a las más estrictas normas ambientales, debemos ser sostenibles en todo sentido, social, ambiental, político y económicamente sostenible.
Está claro que no es una Política Nacional llevar adelante acciones que reflejen que Argentina o su Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible están en contra de la indefinida “megaminería” y si fuere el caso de la minería de gran escala por capital o volumen de trabajo minero.
Estoy de acuerdo con el ministro, lo hay que cambiar es la manera en la que tenemos la minería, es imprescindible generar nuevas formas de consenso social, habilidades productivas que aseguren sostenibilidad, aprovechamiento integral, disposición ambientalmente apropiada y aseguramiento para que los residuales puedan ser mejor aprovechados en el futuro.
El ministro cuando expresa públicamente y en carácter de ministro: “tengo una empresa australiana o canadiense…” a título personal, cómo si fuere el dueño del asunto del que habla, milita no gobierna, pareciera que se lo toma tan a pecho que lo hace suyo, cómo si fuere un empeño personal, pero en verdad me quita el derecho a sentirme parte.
No se equivoca el ministro, es más importante el agua que el oro.
Que un ministro milite es fundamental y sumamente valioso, me da tranquilidad que expongan y defiendan sus ideas políticas, me muestra lo que sueñen, tratan de convencerme y veré si son tan buenas que las vote para que se vuelvan ley y nuevos contratos sociales o nuevos consensos.
Ya cuando el ministro nos dice que: “Si tuviésemos una robusta empresa nacional de minería se arbitrarían los medios para que no nos dejen pasivos sanitarios” lo escucho militando por lo que él cree.
El Juan Cabandié, digo, desde su militancia e ideario nos propone algo así como crear una robusta nueva YMAD u otra robusta YPF, volver a nacionalizar Yacimientos Carboníferos Fiscales, esquivar de algún modo a las Provincias y la reforma de 1994, para crear una “robusta empresa nacional de minería”, no es muy explicito en su propuesta política y no es mi propuesta debatir su filosofía política sino resaltar sus aciertos al leer la realidad.
La pandemia, el coronavirus o ninguna cuarentena le darán crédito libre o un cheque en blanco a la minería ni a ninguna otra actividad productiva, por el contrario, la demanda social de sostenibilidad ambiente respeto íntegro por las personas será mayor, habremos aprendido y exigiremos más, si pudimos con un virus que no conocíamos, cómo no vamos a poder hacer mejor minería, agricultura, energía, petróleo, gobierno o libros, todo será más exigido, lo veremos.
Estoy completamente de acuerdo con el ministro cuando expresa:
“El desafío que tenemos es volver mejores… Tenemos que sembrar conciencia y responsabilidad ambiental”, he tomado esto que comparto con Ustedes, de la página web del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, pueden verlo en el siguiente link: https://www.argentina.gob.ar/noticias/tenemos-que-sembrar-conciencia-y-responsabilidad-ambiental ).
“El desafío que tenemos es volver mejores… Tenemos que sembrar conciencia y responsabilidad ambiental”, lo repito y me sumo Señor ministro, cuente conmigo, salgamos del permiso y vayamos al consenso social con la minería, pensemos en el usuario, en el destinatario, salgamos de la trampa de acusar al productor y pata lograr el voto del consumidor.
Integrémoslo, volvamos responsable al consumidor, como tal deseo serlo, nosotros somos la demanda, el productor es la respuesta a la demanda de consumo ministro, el productor jamás produce bienes que nadie quiere, que nadie necesita.
Si hay minería en gran escala es porque la demanda es inmensa, de una magnitud por lo menos igual que al deseo de tener una vivienda, educación, salud, vestirnos o comunicarnos, comer, cada uno de nosotros necesita comer y a veces hasta nos sentamos para hacerlo, esa es la razón y la causa de la producción minera, nosotros la pedimos, nosotros consumimos y ahorramos y vestimos minería.
Por esto debemos salir de esta crisis circunstancial, de este lapso mínimo en que pensamos en nosotros para sobrevivir, buscando cómo “volvemos mejores”.
La minería cambiará aceleradamente, a toda marcha, sin retrasos ni ocultamientos, con transparencia, si la sociedad la toma para si y la hace nuestra si la pensamos como propia. El usuario final es minero, el consumidor es la última pieza de la cadena de uso de la minería, la cadena de valor que se inicia en el socavón termina en su silla, en la mía, en la silla, el vestido, la tiza, en la casa de todos.
Cambiemos el paradigma, es imprescindible y urgente hacerlo. La minería no es la mina, el piquete o el socavón, el salar o la cantera, la minería es donde se vuelve útil, donde se hace funcional, donde vivimos, donde nos curamos, donde aprendemos a leer o donde llamamos para festejar el día de la madre, allí esta el lugar donde la minería debe habitar, hacerse lugar ser “nuestra” de todos, desde donde se produce hasta donde se consume.
No es posible ser vegano de minería, se muere si no se aceptan los bienes que nos llegan de la minería, así entonces y pido disculpas por lo extremo, así de necesario es el cambio, la revolución paradigmática, el cambio copernicano, que necesitamos debemos comprender que cada uno de nosotros es un minero, cuando se viste, cuando se cura, cuando come, cuando te pones los lentes eres minero y si nos convertimos en consumidores responsables de la minería sostenible, pasaremos del permiso al consenso, del mal menor de una desgracia necesaria a “volver mejores”, eso sería el verdadero cambio.
La revolución de las gentes, la minería buena, podría empezar pronto, si nos dedicamos en serio a “sembrar conciencia y responsabilidad ambiental” en el piquete y en casa, en el socavón y en la escuela, en la salud y en el salar, consenso no permiso.
La sociedad que nos proponemos, ese deseable e imprescindible “volver mejores”, actuado y generado como usuarios ambientalmente responsables de la minería sostenible que consensuamos hacer, es posible y será ley o es que ¿aún hay alguien militando en contra de laminería ambientalmente sostenible?
(*) Abogado. Secretario Ejecutivo del COFEMIN.