La situación generada en torno al anuncio de cierre de la planta productora que la firma Loma Negra posee en las localidades de Barker y Villa Cacique, se encuentra en el tramo final de la decisión de la compañía y la férrea oposición de los trabajadores nucleados en la Asociación Obrera Minera Argentina.
Desde los últimos días del mes de marzo, un rumor que sonó fuerte en las localidades bonaerenses de Villa Cacique y Barker, daba cuenta del “cierre definitivo”. El gremio AOMA tomó las calles y comenzó una protesta para que en medio de su desarrollo se blanquee ese “corridillo pueblerino”. Pero el silencio empresarial continuó, y para que se hable con la verdad sobre lo que sucedía, los trabajadores debieron recurrir al paro.
Esta situación llevó a los funcionarios del Ministerio de Trabajo de la Nación a declarar la “Conciliación Obligatoria”, y en ese marco, los gerentes de la firma, tras diez días de paro, confirmaron la intención de la firma de cerrar la planta Barker.
La empresa cementera Loma Negra, perteneciente al grupo Brasilero Camargo Correa mostraba sus intenciones de cerrar la planta y dejar sin labores a 330 trabajadores entre personal propio, gerencial y de empresas tercerizadas.
Sin dudas la compañía posee los derechos que le otorga el marco jurídico argentino para abrir o cerrar sus propiedades, siempre y cuando se cumpla con las leyes vigentes. De lo que no tiene derecho alguno, es llevar a cabo un plan de despidos sin ningún tipo de resguardo de la responsabilidad social que ejerce en comunidades donde fueron artífices de su consolidación urbana.
La tan mentada Responsabilidad Social Empresaria quedó en el camino de esta intención. La guardaron bajo muchas llaves provocando, con este olvido, una angustia social que en su reciente historia cuenta con situaciones similares experimentadas en el año 2001, cuando sí cerraron la planta.
Llamó la atención que desde su página web ellos se autoproclaman como una “empresa líder en la producción y comercialización de cemento en la Argentina y somos protagonistas de la industria de la construcción”. De esta afirmación no existe duda alguna que predomina en el mercado nacional y externo que demanda cemento, y en los cuales realizan significativos y productivos negocios, algo que está muy bien, ya que para eso invirtieron.
Pero otra alarma que suena es que en tiempos de desarrollar modelos de relacionamiento con la sociedad, por parte de miembros de una industria cuestionada y enrolada en las controversias sociales sobre su sustentabilidad y desarrollo, hayan omitido dar certero cumplimiento a sus ejes filosóficos de presentación a la sociedad.
Tal es así su alejamiento, entre postulados y aplicación de los mismos, que efectúa Loma Negra cuando dice que, como “Misión”, pretenden “crecer y desarrollarse en conjunto con clientes, colaboradores, proveedores, accionistas y comunidades, orientados hacia la innovación, la sustentabilidad y la excelencia operativa”, algo que no queda muy claro en el conflicto que se esgrime en la actualidad.
Esto no queda allí, en el ítem “Visión” aseveran que la empresa debe “destacarse frente a los clientes por el nivel de alianza y servicios, liderando los mercados en los que opera de la industria cementera”.
Mientras que en los “Valores” puntualizan que LM practica “respeto a las personas y al medio ambiente; Actuar siempre de forma correcta y justa con sus accionistas, colaboradores, clientes, proveedores, gobiernos, comunidades y sociedad en general. Actuar respetando y cuidando el medio ambiente”.
Además difunden que su accionar posee “Transparencia” al poder “suministrar información clara y completa acerca de las actividades, proyectos, políticas y desempeño de forma sistemática y accesible”.
Por otro lado hace mención a su intención de sostener “Calidad e innovación” desde donde “Garantizar a los clientes la mejor calidad posible en la prestación de servicios o en el suministro de productos; e invertir continuamente en el perfeccionamiento de sus actividades y colaboradores”.
Como otro eje de sus postulados para posicionarse ante la sociedad argentina, se refiere a tener “Actuación responsable” lo cual significa “cumplir lo establecido en la legislación argentina; respetar los valores aquí definidos; actuar de forma íntegra y de acuerdo a las normas universales de buena convivencia humana, sin discriminar raza, sexo, credo, religión, cargo, función u otra”.
Por último esgrime que como empresa ponen “foco en resultados”, para lo cual intenta “buscar siempre maximizar el desempeño para garantizar su perennidad, sus inversiones, el retorno a los accionistas y las condiciones adecuadas a los colaboradores”.
La realidad, dura e injusta, que afecta particularmente a la población de Villa El Cacique y Barker, nos exige parafrasear a la “abuela Caty”, quien nos diría en un simple análisis, que “del dicho al hecho hay un largo trecho”.
Esta conclusión se desprende con la frialdad y falta de compromiso de quienes llevaron las negociaciones por la parte empresarial. Siempre se ajustaron a las estrictas órdenes corporativas de que cierren los números sin pensar en la gente. Sin poner en valor supremo la historia de las comunidades que se gestaron y desarrollaron en torno de la explotación de los recursos naturales.
Pero haciendo una salvedad, ya que las crisis sociales que son consecuencia del agotamiento del recurso natural poseen en sí misma una respuesta lógica que no posee resolución social. Aquí no es el caso. Este anuncio de cierre, arrebatado desde los reclamos de AOMA, debió tener otro tratamiento por parte de Loma Negra.
Hoy en la actualidad, y desde la misma empresa cementera, se reconoce que la Responsabilidad Social Empresaria no es sólo una cuestión de “estado de ánimo” y de posicionamiento “poderosos vs. débiles”, hay una razón de sentido común y humanización de las relaciones laborales que plantean otras vías de acción que la decisión unilateral.
Intentando ser más claros, Loma Negra debió llevar a la práctica los enunciados de sus principios y cumplirlos.
No puede esta empresa romper los contratos sociales a su antojo y dejar a la deriva a dos comunidades íntimamente relacionadas con su negocio. Camargo Correa no puede desconocer los valores de una historia que fue sustentada desde hace más de setenta años por quienes fueron los impulsores del desarrollo minero y cementero de la zona núcleo de la provincia de Buenos Aires.
Al mismo tiempo vale aclarar que la decisión voluntaria de la empresa a esgrimir su ideas de “Misión; Visión; Valores y Transparencia” en el ejercicio de su negocio, hay que recordarles que desde el sector minero argentino, al cual la empresa adhiere como miembro de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, se sugiere adherir a sus socios al programa HMS, Hacia una Minería Sustentable, y con estas actitudes de esconder intención, no dialogar; no tener un plan de de cierre, no hacerse responsable de qué pasará con las localidades que se afectarán con su decisión y de no generar salidas alternativas para contrarrestar los efectos de su decisión, violan sus postulados y entra en contradicción y perjurio con toda la actividad minera nacional.
En esta corta semana de feriados que enfrentará en el mes de junio, se abrió una nueva posibilidad de negociación. Se está a tiempo de cambiar la historia que Loma Negra construyó en los últimos noventa días.
Existe tiempo suficiente para revertir posturas, negociar y hacer honor a la historia.
Que esta semana corta del 17 al 21 de junio sea en beneficio de los más, y la cordura y el respeto por el ser humano vuelvan a quienes poseen poder de decisión. Para que esto haya sido un simple temporal. Un conflicto del cual haya triunfado el bien común y no la codicia, la falsedad y la indiferencia. Honrando la exclamación de “Misión; Visión; Valores y Transparencia” esgrimidos para que la sociedad comprenda su filosofía empresarial.