En los primeros días de gestión, desde estas páginas, se le reclamó al secretario designado por el gobierno de Javier Milei, un mayor dinamismo comunicacional a los efectos de establecer una relación fluida entre los diferentes integrantes de la actividad minera nacional.
Tras seis meses en la función pública, la gestión del Luis Lucero en la Secretaría de Minería no ha sabido, no supo o no le interesa, interactuar con algunos miembros activos de la industria como los son los medios periodísticos y el principal gremio, la Asociación Obrera Minera Argentina.
A los primeros, jamás un contacto directo, una conferencia de prensa, un parte oficial desde la misma repartición y lo que siempre llamó la atención, presentarse ante la comunidad minera del país; más, cuando en su gran mayoría desconoce su trayectoria. Si se puede destacar que existen algunos memoriosos que saben de su activa participación, como abogado, en los inicios de la vigencia de las leyes minera sancionadas en la década del noventa.
Cuando se hace una búsqueda informativa o de actividades previas al nombramiento, para descubrir qué antecedentes poseía para llegar al cargo que sustenta, aparecían versiones vagas de sus profundos conocimientos en la labor que como abogado, prestaba al sector. Era, o es, un profesional de amplios conocimientos en materia jurídica minera y de participación destacada en las empresas que dieron inicio a la “Nueva Minería”. No era un caído del catre que apareció en escena por obra y gracia de la política. Los antecedentes mineros de Lucero existen y, algunos probos ejecutivos mineros de antes y de ahora, lo avalaron para llegar al cargo.
Pese a sus amplios conocimientos, Lucero llega a la esfera oficial como descarte. Cuando la inclinación pos despido de Flavia Royón, fueron otros profesionales, tales los abogados Sergio Arbeleche y Alberto Carlocchia, que declinaron las ofertas por cuestiones de orden operativas y salariales. Nadie en el resplandor de su profesión abandonaría por los sueldos que paga el Estado.
La decisión final se inclinó por que él. Quienes lo secundaron después, aceptaron sumarse al gobierno pese a los distantes sueldos que el Estado ofrece a quienes poseen funciones en las empresas mineras. Pero bueno, cada uno le pone precio a su rol dentro de una de las industrias que mejor paga a empleados, obreros o calificados. Aquí jugó un papel preponderante su condición laboral al mes de abril del presente año.
No obstante, de sus seis meses en la función pública, llama poderosamente la atención la incomunicación institucional de la cual hace gala. Pese a tener personal rentado dentro de la repartición que posee experiencia y podría sumar una tarea informativa desde adentro hacia afuera, no aparece nada. No existen comunicados, información de agenda, posicionamiento del pensamiento del gobierno, salvo, cuando participa en algún evento y habla. Eso sí, se desconoce posicionamiento sobre temas de sumo interés sectorial como la crisis de la segunda y tercera categoría en cuanto a producción y quiebre laboral; la problemática de la producción de oro en la provincia de Santa Cruz; la intromisión y llamados de sus funcionarios a empresarios para ofrecer “gestiones”; o una relación institucional de primera mano con los gremios, los proveedores o las entidades de profesionales.
Para poner como ejemplo sobre la incomunicación que a nuestro entender detectamos, es lo sucedido el pasado 28 de Octubre, siendo este el “Día del Trabajador Minero” argentino, esta gestión por primera vez desde que se restituyó la democracia, no hizo mención a la conmemorativa jornada que en todo el país, trabajadores de la cal, cemento, piedra, rocas y metalíferos festejaron su día “trabajando”, cada uno en su lugar de trabajo. La autoridad minera nacional los ignoró. Se desconoce si se le pasó, si no le recordaron, si lo traicionó la memoria o si es una característica más de su lamentable e inexistente presencias institucional. O, por citar otro ejemplo, si se prefiere, hacer una mención por el logro de Minera Calcatreu en Río Negro en la Audiencia Pública del mes de agosto o ahora que se supo de la aprobación de la autoridad minera y ambiental provincial. A esto le podremos sumar la falta de opinión o posicionamiento de su proyectos en torno n al crecimiento constante de la producción de litio o la perspectiva de la llegada de nuevos inversores. En definitiva, decir algo. Escuchar su voz o leer su pensamiento. Hay una minería viva más allá del RIGI.
Con un simple llamado, un simple mensaje o una mención formal, se cumplía, por lo menos con una simple formalidad. Pero bueno, cuando un elefante entra en un bazar, como da a entender el dicho, las consecuencias pueden ser en un mismo sentido. O como dicen en el barrio “cuando natura no da….”.
Mientras redactamos un “modus operandi” vemos que en materia “suerte” el sector minero lejos está de obtener una a favor con los nombramientos de funcionarios. Una tendencia que no se corta. Para muestra podemos recordad lo nefato de Jorge Mayoral; la incongruencia de poner en el cargo a una especialista de residuos, como Carolina Sánchez; o la aparición en escena del insinuado “súper ministro”, luego secretario, que fue un “gastador serial” de fondos públicos, tal el caso de Alberto Hensel o el engendro llegado de Catamarca, por si se olvidaron de Fernanda Ávila. ¿Qué poca suerte la minería? Y ahora Luis Lucero, más el lastre de los conocidos y desconocidos que sumó al elenco oficial. Lamentable.
Siempre hay posibilidad de cambio. Se debe esperar que haya una alarma que suene, una exigencia que no llegue solo con la modificación cuando arribe el tiempo final de una gestión. Ahórrenle a este sector un drama más. Poder decir basta a la presencia de inútiles o procesados. Alentar a que los o las responsables de comunicar no suban a la red “X” una foto ridícula para mostrar cómo el secretario está de etiqueta en Londres. Es deseable que “la etiqueta” la exhiba comunicando certeramente, todos los días, las buenas noticias que el país interior muestra sobre la actividad minera. Una situación que está latente, y que habla de la interrelación de la actividad con la sociedad, los avances en las inmediaciones de cada emprendimiento minero, del esfuerzo de Pymes, productores e inversores que a pesar de las adversidades de la macroeconomía apuestan en el día a día por el desarrollo. La palabra es la base insustituible para un mejor entendimiento, ejercer el mensaje es muy bueno, algo esencial en la comunicación.
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