ARGENTINA | 14 de Diciembre de 2024
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14 de Diciembre de 2024
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Minería Argentina 2022: Lo mismo de siempre, poco (y nada)

Por Favio Casarin (*)

“Si escondes tu ignorancia, nadie te molestará, pero nunca aprenderás”

Ray Bradbury

Seguramente al momento de la lectura de esta nota, Usted ya se encontrará anoticiado, y habrá escuchado a varios de nuestros referentes de la industria minera bendiciendo el año 2022 como positivo para el sector. Si no los leyó a todos, o aún no se han publicado al momento de disfrutar Ud. de estas líneas, se lo anticipamos: “la minería cierra un 2022 positivo”; “aumentaron las exportaciones”; “aumentó el empleo minero”; “hemos pagado los mejores sueldos”; “tenemos anuncios de inversiones por miles, cientos de miles de millones de dólares”, etc.

Los mismos slogans publicitarios, repetitivos, e inertes de todos los años. Las mismas frases de cartón, para intentar tapar que en todo el año se hizo muy poco por el desarrollo minero, nada para implementar una política minera nacional y en algunos aspectos seguimos pendiente abajo, y sin red. Antes al menos hablábamos de inversiones concretas, ahora de “anuncios de inversiones”, que no son más que avisos clasificados de ofertas para encontrar desprevenidos clientes en el marco del supermercado minero de ventas de permisos y proyectos sin inversión. Pingües negocios para unos pocos a costa del patrimonio del Estado, que fue y es, el único y real inversor y descubridor de los recursos mineros, y que ve pasar el negocio sin percibir un centavo.

Además de intentar distorsionar la realidad, digamos que no inventaron nada. Siguiendo al Maestro Ray Bradbury, viene bien un extracto de “Fahrenheit 451”, una de sus obras más famosas: “…Atibórralos de datos no combustibles, lánzales encima tantos «hechos» que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. Entonces, tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza no cambian…”

No siempre el aumento de cifras, o la repetición hasta el hartazgo de estadísticas significan que una actividad ha sido positiva. Inclusive si hasta esas cifras aumentan, como en el caso de las exportaciones mineras, pero al desmenuzar su contenido, podemos observar que las mismas pueden ser parte (y en este caso lo son) del fracaso de la última década en poner a la industria minera de pie.

Lo que sí podemos calificar como positivo, en referencia al mismo cierre del año 2021 anterior, es que los vergonzosos episodios de diciembre 2021 que ofreció la minería en Chubut, este año no sucedieron, entonces todo parece más tranquilo. Parece, pero porque precisamente durante el presente año nadie intentó alguna aventura similar en otra provincia. Igual, dentro de lo malo del 2022, debemos sin más remedio anotar, que los funcionarios e incitadores privados que provocaron el escándalo, siguen en sus cargos, pese a que, y debido a su mala praxis, por muchos años no habrá minería metalífera en Chubut.

Lo que no podemos presentar al cierre de este año, es el conocido excusómetro, para intentar encontrar presuntos motivos sobre la escasa actividad minera metalífera. Estas excusas, en el ámbito de las transacciones de commodities son frecuentes, y a veces justificadas, sobre todo por la concurrencia de factores externos que pueden condicionar una actividad. Por ejemplo, en el año 2013, las exportaciones mineras cayeron un 24 % con respecto al año anterior, a raíz del fuerte retroceso en la cotización de los commodities. También, la caída del año 2020, lógicamente se lo atribuimos a la pandemia.

Lo que se espera sí, es que cuando los factores externos condicionan, se tomen acciones concretas que puedan revertir el rumbo. Pero, dentro del marco de años como los 2021/2022, donde hubo fuerte alzas en las cotizaciones de algunos metales, y con una demanda creciente, no existe excusa alguna para que la industria minera metalífera se encuentre localizada en algunos escasos territorios, y en otros con potenciales recursos, la misma se encuentre en estado de abandono. Y lo peor, es que no se tomen medidas para revertirlo. Dentro de este marco, presentar que la “minería cierra un gran año”, es directamente descarado.

La minería argentina que en el 2021 exportó por USD 3200 millones, tendrá este año (al momento de la impresión de esta Nota no tenemos las cifras definitivas) seguramente un incremento del orden del 10 %. Podrán ser 3500, 3600, 3700, da lo mismo. Son cifras pobrísimas, que deberían llamarnos a la reflexión, y no a la celebración. Estamos aún a años luz de los USD 5400 millones del año 2012, donde inclusive, los commodities cotizaban mucho más bajos, sin contar al litio, que en los últimos años multiplicó su precio exponencialmente.

El año 2021 cerró para Argentina con un crecimiento de las exportaciones totales del 42 %, llegando a USD 78.000 millones, casi igualando los USD 80.000 millones del 2012, año en el que la minería como ya se mencionó, exportó por USD 5.400 millones. Es decir, las exportaciones totales se incrementaron, mientras las mineras bajaron casi un 70 %. El pronóstico es que las exportaciones totales en el 2022 se incrementarán un 20 %, tal vez superando la barrera de los USD 100.000 millones. La minería apenas alcanzará la exigua cifra de USD 3500 millones (+/-). En el año 2010, la participación de la minería fue de casi 1,20 % del PBI. Doce años después representa la mitad. Pobrísima performance. ¿Dónde está el “gran año”?.

Esos USD 3500 millones (+/-) en exportaciones mineras, representan 20 veces menos que las exportaciones de Chile, y 10 veces menos que las de Perú, tomando cifras redondas. ¿Hicimos algo para acercarnos a los modelos mineros de estos países?: absolutamente nada.

Pero hay más. Dentro de esas exiguas cifras de exportaciones mineras, que no mueven para nada la aguja dela economía del país, y más allá de algunos beneficios (pocos) que quedan en las provincias mineras luego de la extracción, tenemos que desglosarlas en cómo se exportan los minerales. Y prepárese, porque aquí ingresamos en una suerte de tren fantasma, siguiendo con Bradbury. Dentro de la cadena del proceso minero, luego de la prospección y exploración, llega el turno de la extracción del mineral, transformando el mismo, lo que terminará dando el beneficio o pureza al mineral exportado. Es decir, el grado de valor que se le otorga al mineral extraído. Y aquí vemos que el papel que nuestros referentes muestran como “minería exitosa”, es el de una minería primaria, de tipo colonial sin valor agregado, a cambio de una mísera regalía.

¿En qué consiste esta minería colonial que solo deja migajas en las provincias, a cambio de un recurso no renovable que las mismas pierden para siempre?

Consiste en que la minería extractivista que se fomenta en nuestro país, no agrega valor al mineral, ya que solo es sometido a un proceso de concentración que separa las impurezas más grandes, solo a los efectos de bajar los costos de transporte. No se realizan en el país, los procesos de Fundición, que consiste en la separación de los metales contenidos en los concentrados, ni de Refinación, que tienen por objeto obtener productos con mayor contenido metálico (por ejemplo, los lingotes refinados de oro y de plata y los cátodos de cobre). En síntesis: una minería primaria, que no produce valor agregado, deja poco en las provincias por la extracción de recursos no renovables, y con exportaciones poco significativas.

No está claro para la sociedad, por eso está justificada la desconfianza en la actividad minera, la ruta del oro, ni de ningún metal, mucho menos de su precio, y donde la ausencia fundiciones y de refinerías (que paradójicamente son de relativo bajo costo), limitan al país a ser exportador de concentrado de minerales, de oro sucio, o del litio “a terminar en las casas matrices”.

Tenemos una industria minera metalífera sumida en su propia imaginación, con actores proclamando - donde pueden, y nunca donde hace falta, como en las provincias con leyes antimineras - una realidad distorsionada de un modelo minero que la sociedad no comparte. No es un problema solo de comunicación, es que la sociedad no quiere este tipo de minería. La gente, no es tonta, quiere a su Nación, y se quiere a sí misma. Conoce perfectamente la utilidad de la minería. Ese no es el problema. La deficiencia está en que la gente no comparte el modelo minero para extraer esos recursos minerales de nuestro territorio, y no confía en quienes serán los encargados de llevar a cabo la tarea y los que van a controlar la misma.

Viene al caso una comparación, en este mes futbolero. El reciente éxito obtenido por la Selección Argentina del Fútbol, ha conjugado recursos humanos con un cuerpo técnico y dirigentes convencidos de lo que son y hasta donde pueden llegar, sin claudicar tras el objetivo. La minería argentina actual no está ni para jugar una eliminatoria. Tenemos el recurso geológico y humano. Pero carecemos de objetivos y de dirigentes capaces de encauzarlos. Y por sobre todo, de autoestima.

Feliz 2023.

(*) Geólogo y Abogado

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