ARGENTINA | 14 de Diciembre de 2024
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14 de Diciembre de 2024
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BUENOS AIRES

Los fallos de la CSJN y la desvinculación de Keskikian fueron duros golpes para la CAEM

La última semana del mes de mayo fue drástica para la cúpula de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros. A los fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se le sumó la renuncia de la Dra. Graciela Keskikian a la coordinación del programa “Hacia una Minería Sustentable”. Ambas noticias constituyeron fuertes golpes a CAEM que dejaron sin aliento a la desacomodada conducción que lidera el hombre de Barrick, Marcelo Álvarez.

La falta de gestión y ocupación de los temas centrales que poseen en agenda los principales inversores de la industria, no coinciden con los lineamientos de la presidencia de la CAEM. Esto se lee en la adversidad de los fallos de la CSJN y el descabezamiento de HMS.

Si hacemos un poquito de historia recordaremos que las empresas mineras pusieron en marcha desde el año 2017 protocolos de buenas prácticas desde la industria, lo que en su espíritu estimaron la construcción de un cercamiento a la comunidad; preservación de la biodiversidad, plan de gestión en caso de crisis y comunicaciones.

Tras dos años de su puesta en marcha, aparecieron diferencias entre el gerente general de la CAEM y el accionar del equipo que lidera Keskikian. Esto tuvo su fecha de culminación cuando la responsable del área en cuestión, presentó su renuncia por desencuentros con el Gerente General de la organización que nuclea a los ejecutivos de las empresas mineras.

Esta situación desbordó la paciencia y despertó el mal humor de muchos socios de la CAEM en relación a que sea Barrick quien presida la CAEM y que se haya permitido la no realización de las gestiones ante la justicia y el gobierno para hacer valer la posición de la industria ante la Ley de Glaciares. Más aún, cuando la empresa del presidente es la “media dueña” del emprendimiento minero Veladero, el más cuestionado y el que más aportó para la destrucción de la imagen de la industria en el país.

La duda existente entre muchos actores de la actividad minera nacional es si fue un fallo contra la minería o contra Barrick.

Para colmo, la declaración de constitucionalidad de la Ley de Glaciares determinada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, volvió a poner al descubierto la carestía de gestión de la CAEM en temas de interés común dentro del sector. Esto se pone de relieve cuando un destacado profesional del sector sentenció que “se tendría que haber puesto la misma energía que se instaló en el HMS para gestionar otro tipo de sentencia a la que se obtuvo con el fallo del CSJN”.

En una reunión reciente del Comité Ejecutivo de la CAEM hubo serios cuestionamientos hacia el Gerente General, Gustavo Koch, quien habría dado en forma inconsulta, por terminada la labor de la doctora Keskikian al frente del programa HMS.

Para cuando se realizó el cuestionamiento, Graciela Keskikian, ya había presentado la renuncia a su trabajo como coordinadora del programa. Respetuosamente saludó y dio por concluidas sus funciones en esta organización en forma escrita e indeclinable. De fuentes confiables se supo que Koch era el responsable de su decisión, a la que uno de los vicepresidentes calificó como “desprolijidades de forma”. Lo hecho es que la CAEM se dio el lujo de dejar ir “al alma” de un proyecto que podría haber arrojado importantes resultados.

Las tibias defensas del presidente de CAEM hacia su pariente Koch, no conformaron. No obstante quedó claro para los miembros del Comité Ejecutivo que el HMS fue lo único potable y visible que llevó adelante esta industria como respuesta a una sociedad que demanda respuestas.

Esta terminó de profundizar la grieta de los mineros.

Hoy Álvarez sólo recibe el apoyo de Roberto Cacciola. Ninguno de los que lo llevaron en el año 2015 avalan su “individualista gestión”. No se descarta que haya cambios en un futuro inmediato. Los más optimistas ya hablan de que Koch se va de la presidencia junto a Marcelo Álvarez, quien culmina su segundo mandato en noviembre. La mayoría coinciden en que es imprescindible el fortalecimiento del HMS pero con la inclusión de otros matices. Entienden además que deberá existir en el futuro un reacomodamiento de costos de la CAEM dado que una de las empresas que aporta el 40% del costo actual, ya habría anunciado que el próximo año aplicará una sustancial reducción de su aporte. Por tal motivo, no se descarta una reducción de costos en personal, de consultores y publicistas con elevados honorarios.

Una Buena idea ¿frustrada?
Recordemos que la iniciativa HMS, busca medir las acciones de buenas prácticas que se están realizando en minas y canteras y generar planes de acción para elevar los estándares de calidad, bajo el programa "Hacia una Minería Sustentable".

Tras haber iniciado una etapa de adaptación de protocolos, Marcelo Álvarez, representante de la empresa Barrick Gold y presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, al referirse al HMS dijo en reiteradas oportunidades que las herramientas que le permitirán a las compañías este protocolo es la de seguir pautas y elaborar informes sobre las operaciones de cada proyecto para comparar con los estándares internacionales.

La tarea de coordinación y puesta en marcha de la iniciativa fue encargada a la Dra. en Geografía Graciela keskikian, una profesional de larga labor en la minería nacional mediante aportes para las cuestiones educativas y de buenas prácticas ambientales. Todo funcionó muy bien desde la formalidad, pero muchas veces la realidad es más crítica que las buenas intenciones.

La tarea de presentación del programa incluyó importantes escenarios formales. Muy lejos de la cotidianeidad de las minas y canteras, fueron demasiado los flashes y réplicas periodísticas que se mostraron sobre este proyecto, pero sucede que se concretaron muy lejos de los verdaderos escenarios de conflictividad.

Es más, desde los mismos socios de la CAEM se cuestiona que pese, al millonario aporte que hacen desde la industria para sostener esta idea, la misma no se haya mostrado en las zonas donde necesariamente se debe construir o recuperar confianza, como sucede en San Juan tras las crisis generadas con los derrames reiterados en la mina Veladero y cuya responsabilidad fueron de Barrick.

Al mismo tiempo, salvando las buenas relaciones con instituciones internacionales o simposios regionales de buenas prácticas mineras, hay un faltante muy profundo de presencia en las diferencias y conflictos suscitados en Jujuy entre el litio y los pueblos originarios o de un documento que analice las malas praxis que se produjeron en Chubut o San Juan con la experiencias de Esquel y Veladero.

Además es muy significativo que no existan posicionamientos, del HMS, sobre temas muy sensibles a la sociedad como la contaminación de plomo y otros metales pesados dejados por mineras privadas en la costa atlántica rionegrina, más específicamente en la localidad de San Antonio Oeste. El silencio de la CAEM en este caso testigo, como desde el HMS, no aporta claridad a la intención del programa, si no se hacen cargo ni enfrentan la carga de lo hecho por la industria en el pasado. Son historias que perjudican en forma permanente a la industria del hoy y del futuro, ya que no hay posicionamiento ni gestión para remediar estas malas acciones de la minería nacional.

Pero hay una misma mirada para noticias más recientes. El HMS no se ha pronunciado de cómo afecta a la industria las denuncias y penalidades del gobierno de San Juan para la empresa El Pachón por los residuos en la Cordillera de Los Andes. Tampoco, en la misma línea, un posicionamiento hacia la conducta de la empresa chilena que llenó de miles y miles de toneladas de residuos a territorio argentino, violando cuestiones de soberanía, sino de la ética empresarial sobre realizar buenas prácticas.

Vale recordar que el programa Hacia una Minería Sustentable creado por la Asociación Minera de Canadá fija "estándares internacionales de calidad para garantizar una actividad minera responsable" y plantea "parámetros e instancias de control externo para las compañías", en base a protocolos que aseguran que los principales riesgos de la minería se administren de forma adecuada.

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